En el grupo se espera que llegue la próxima semana y que el traslado se haga efectivo a primeros de diciembre.

La fulminante salida de Antonio Horta-Osorio del grupo Santander para ser el principal ejecutivo del Lloyd’s Bank inglés provocó que el banco presidido por Emilio Botín tuviera que tomar una decisión inmediata para sustituirle al frente de la división británica del grupo. Y la persona designada por el consejo del Santander fue Ana Patricia Botín, hija del presidente y hasta entonces presidente de Banesto y miembro de la comisión ejecutiva del Santander.

El nombramiento efectivo está pendiente de que las autoridades británicas confirmen que no hay ningún impedimento para que Ana Patricia Botín pueda acceder al cargo de máxima responsable de una entidad financiera del Reino Unido en línea con lo que hacen todas las autoridades de supervisión financiera a la hora de valorar la idoneidad de una persona para ser banquero.

En el grupo Santander se confía en que dicha autorización se dará la próxima semana de forma que Ana P. Botín pueda ser nombrada efectivamente máximo responsable del banco británico en los primeros días de diciembre. Será entonces cuando abandonará Banesto, cuya presidencia no ejecutiva asumirá Antonio Basagoiti. Ambos seguirán perteneciendo al consejo y a la comisión ejecutiva del Santander.

En el nombramiento de Ana Patricia Botín como nueva responsable del Santander en el Reino Unido tuvo mucho que ver Alfredo Sáenz, vicepresidente y consejero delegado del Grupo Santander quien fue el primero al que Antonio Horta-Osorio le planteó la posibilidad de abandonar el banco para recalar en el Lloyd’s.

Según distintas fuentes, Horta-Osorio habría planteado inicialmente la posibilidad de no aceptar la oferta del banco británico, nacionalizado parcialmente por la crisis financiera, si obtenía garantías de que sustituiría en un plazo corto de tiempo a Alfredo Sáenz como consejero delegado del grupo Santander.  Al no obtener una respuesta satisfactoria a esa petición desencadenó la crisis con su salida.

Ante esta situación, Sáenz habría propuesto a Emilio Botín el nombramiento de Ana Patricia en sustitución de Horta-Osorio al frente del banco en el Reino Unido y como un peldaño más en la carrera profesional  de la hija del presidente. Culminado su paso por Banesto, un banco muy comercial y con una base de clientes doméstico muy importante, convendría que asumiera nuevas responsabilidades en una entidad con mucho más desarrollo, en un país financieramente muy avanzado y con retos concretos muy ambiciosos: desde aumentar la rentabilidad del banco, surgido de la fusión e integración de varias entidades saneadas hasta su salida parcial a bolsa contemplada para un futuro cercano. La actividad del banco en el Reino Unido aporta casi tantos beneficios al grupo como la de España en su conjunto. Emilio Botín aceptó inmediatamente la propuesta de Alfredo Sáenz.

El Santander se enfrenta, a medio plazo, a un reto muy singular. Es probable que la salida de Alfredo Sáenz de su puesto de consejero delegado coincida en el tiempo con la marcha de Emilio Botín de la presidencia de la entidad. Sáenz, 68 años, habría manifestado en alguna ocasión su deseo de irse retirando de las funciones ejecutivas que tiene encomendadas. Emilio Botín tiene 76 años y por lo tanto su salida está cada día más cerca. Que un banco como el Santander pierda en un corto plazo de tiempo a sus dos primeras espadas solo puede hacerse sin generar excesivas tensiones si se planifica minuciosamente su sustitución.