En Catalunya se produjo un doble sorpasso. Por una parte CiU, contradiciendo a las encuestas que daban al PSC como primera fuerza y se vio superado por los nacionalistas tanto en escaños como en votos, sólo reteniendo Barcelona como primera fuerza. Por otra parte ERC se vio superado en votos por IC-V, formación coaligada con IU. Por su parte el PP lograba recuperar el escaño en Girona (que sólo había conseguido el año 2000) y ganando tres diputados respecto a las elecciones de hace cuatro años. El reparto de escaños es de CiU con 16 (tenía 10); PSC 14 (tenía 25); PP, 11 (tenía 8); IC-V 3 (tenía 1) y ERC mantiene los tres que tenía.

Los socialistas perdieron casi la mitad de su electorado, once de los 25 diputados que Carme Chacón logró hace cuatro años. Su derrota estaba cantada pero no tal descalabro. Era un descalabro cantado, pero el tamaño del mismo propició que minutos después de las ocho, con los datos de los sondeos, primer secretario de los socialistas catalanes Miquel Iceta reconociera que “los socialistas hemos estado derrotados en toda España siguiendo el patrón de lo que ocurrió en las municipales y autonómicas” y justificó su revés en la crisis que castiga a todos los partidos gobernantes. En primeras interpretaciones  de este revés cuestionan las posibilidades de su cabeza de lista, la ministra de Defensa Carme Chacón, de protagonizar tanto la vida política española tras el congreso del PSOE como cuestionaban su liderazgo en el socialismo catalán en el congreso que también celebrarán el próximo mes y en el que los resultados propician a favor cambios. Sin embargo Chacón aseguró que “hemos perdido las elecciones, pero no nos sentimos derrotados, por qué sólo es derrotado quien renuncia a seguir luchando”.

La otra cara de la moneda estaba en las filas convergentes con su subida de seis diputados. Las primeras valoraciones que hicieron sus dirigentes fue no sólo celebrar que habían superado a los socialistas y se convertían en la primera fuerza y que “habían frenado el tsunami del PP en Catalunya”. Sin embargo lo que resaltaron era que el electorado catalán no ha castigado los recortes realizados en la Generalitat por su formación y que todos los partidos habían hecho tema central durante la campaña. Los convergentes han ganado ciento cincuenta mil votos respecto a las anteriores legislativas, pero se han beneficiado notablemente de la caída del PSC, siendo la primera fuerza –por primera vez- en Tarragona y manteniendo Girona y Lleida.

Los populares, por su parte estaban eufóricos, no tanto por el ascenso de tres diputados, que también, si no por los resultaos logrados en el resto de España. Especialmente contentos se mostraban por haber logrado un escaño en Girona, que durante muchos años era la única provincia donde el PP no tenía representación en el Congreso.

Especial buen resultado tuvieron IC-V, coaligado con IU, que han triplicado su representación parlamentaria y se convierten en la cuarta fuerza política catalana, todos ellos por la circunscripción de Barcelona, mientras la nueva dirección de ERC ha logrado mantener los tres diputados que tenía en la última legislatura, aunque su escaño por Girona estuvo bailando toda la noche.