El mercado inmobiliario no deja de avanzar. En los últimos años, hemos visto cómo el precio de la vivienda se encarecía, como también hemos observado cómo los alquileres no paran de subir. Puede parecer que el acceso a la vivienda se está complicando, y más con la inflación que estamos viendo este 2022, pero hay quienes están descubriendo que hay una rentabilidad importante en este ámbito.
Pero entonces, ¿es rentable comprar una segunda vivienda para alquilar? La respuesta más corta y directa es que sí. Aunque no podemos limitarnos solo a eso, ya que hay importantes matices a tener en cuenta para saber cómo garantizar esa rentabilidad. No todo el mundo puede lanzarse a comprar otra propiedad e intentar alquilarla, porque una mala gestión en este ámbito puede provocar serios problemas al propietario, tanto a nivel económico como en lo que respecta a su calidad de vida.
¿Cómo se puede rentabilizar una segunda vivienda puesta en alquiler?
Por supuesto, es imposible hablar de precios sin pensar en zonas y costumbres. La Costa del Sol malagueña acoge en su interior algunos de los alquileres más caros de España, destacando especialmente la localidad de Marbella, con rentas mensuales que rozan los 3.000 euros. Este 2022, además, se ha visto un fuerte incremento en los precios de los alquileres que ha rondado el 2% trimestral, aunque el Gobierno ha impuesto un límite en las subidas de los precios de alquiler como medida in extremis para intentar facilitar el acceso a este tipo de viviendas a una población que se enfrenta a unos gastos cada vez más grandes en todos los frentes.
Para un propietario que busque rentabilizar su segunda vivienda, es muy importante tener todo esto en cuenta. La primera prioridad es conocer cuáles son los precios habituales en la zona en la que tenga esta segunda vivienda en propiedad, o donde quiera hacerse con ella. También es muy importante saber el precio que se ha pagado por esta segunda residencia. A día de hoy, ciertamente, se pueden conseguir muy buenas hipotecas para segunda vivienda, aunque el mercado se esté complicando por la inflación y sus efectos en las hipotecas de tipo variable. Por suerte, siguen existiendo opciones a tipo fijo que se deben aprovechar, aunque el tipo variable actualmente puede ayudar a ver cómo la inversión se va volviendo más barata con el paso del tiempo, maximizando así el margen de beneficio conseguido por el arrendamiento.
Además de esto, cabe la posibilidad de que esta segunda residencia se convierta en la tuya, y puedas aprovechar tu primera para ponerla en alquiler. En realidad, la clave para tomar esta decisión es analizar ambos inmuebles y estudiar cuál de los dos puede generar más beneficios teniendo en cuenta su coste, los precios de sus respectivas zonas y el tipo de alquiler que se pueda establecer. Quizá tu segunda vivienda sea mucho más económica y esté en un sitio con precios bajos, pero se encuentre ubicada en una zona especialmente turística que te sirva para convertirla en un inmueble ideal para alquileres vacacionales, en los que el gasto de los inquilinos suele ser mucho mayor.
Ten en cuenta, también, que la inversión inicial en la compra se puede anular. Si vas a comprar una segunda vivienda, puedes conseguir la máxima financiación con una hipoteca al 100%. Calcula en cuánto se quedaría la cuota mensual de esta hipoteca, con el simulador hipotecas al 100% de Rastreator, y es algo especialmente útil para que ese gasto inicial sea mínimo, como también para acceder cuanto antes al inmueble. ¿Son las cuotas altas? No hay de qué preocuparse, los alquileres pueden compensarlas si estableces el precio adecuado. A día de hoy, hay zonas en las que se generan beneficios desde el primer momento.
Los riesgos y gastos a tener en cuenta
Estudiar las zonas, tipos de alquileres (vacacionales, pisos compartidos, etc.) y valorar los precios del mercado son aspectos vitales para poner en alquiler una segunda residencia. Sin embargo, también hay que tener en cuenta los gastos y riesgos derivados de esta actividad. Solo hay que pensar en las okupaciones, y cómo estas están suponiendo una gran preocupación para los propietarios. No hay que pensar en ellas solo como la entrada de terceros no deseados en inmuebles cerrados, este concepto también se aplica a los alquileres en los que los inquilinos se niegan a pagar durante largos periodos de tiempo.
En este tipo de situaciones, el amparo de la ley es crucial, aunque la instalación de medidas de seguridad y el establecimiento de un contrato con unas cláusulas claras al respecto también. Contar con sistemas de vigilancia instalados sirve para generar cierta seguridad extra que facilita el acercamiento de inquilinos realmente aptos para el pago de su alquiler. Además, la firma previa de un contrato totalmente legal sirve como herramienta para que, en caso de tomar medidas, se puedan llevar a cabo rápidamente en caso de impagos repetidos.
Claro está, todo esto implica también ofrecer unas buenas condiciones en las instalaciones del inmueble. Y todo esto, a su vez, supone una mayor inversión. Sí, hay muchos gastos implicados, pero estos alquileres a la larga son enormemente rentables.
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