Un mundial de fútbol sin cerveza

18/11/2022

Maite Vázquez del Río.

El mundial de Qatar todavía no ha empezado y los ciudadanos de todo el mundo seguimos comprobando las diferencias. ¡¡¡Lo qué hace el dinero!!! No solo se celebra a las puertas del invierno (siempre fue en verano, incluso en el Mundial que España ganó en Sudáfrica), sino que ahora (y es la penúltima) el gobierno catarí ha conseguido que no se venda cerveza ni en los estadios de fútbol, ni cerca de ellos. De nada sirve que el fabricante de cervezas Budweiser sea uno de los principales patrocinadores de la FIFA. Evidentemente, ante los resultados, los catarís han puesto más dinero.

Todos los países acuden a Qatar con sus selecciones a sabiendas que es un país donde los Derechos Humanos brillan por su ausencia. Hasta el propio presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, como si no fuera con él la cosa, ha reconocido que Qatar no respeta los Derechos Humanos, pero ha pedido a sus compatriotas que «olviden eso» y se centren en animar al equipo nacional. ¡¡¡Olvidarse de eso!!!! Poderoso caballero es don dinero.

No cabe duda de que las poderosas federaciones de fútbol, con la FIFA a la cabeza, se han vendido al mejor postor. En Qatar, a cambio, han querido escenificar un pequeño lavado de imagen que, a medida que se acerca la inauguración del gran acontecimiento, parece ir quitándose los velos y dejar la cruda realidad, incluidos los más de 6.000 muertos en la construcción de los estadios.

No se puede estar en misa y repicando. No se puede pedir que los demás acaten la ausencia de Derechos Humanos y al mismo tiempo acoger uno de los eventos deportivos más importantes del planeta al que acuden selecciones de países donde se cumplen a rajatabla los Derechos Humanos. La pena de muerte, la cárcel a los homosexuales, los nulos derechos de las mujeres, el velo… no deben ser un obstáculo para que el balón ruede en los estadios catarís.

No es mezclar churras con merinas pensar que el dinero puede comprar hasta lo más básico de nuestros principios, y lo más lamentable es que por dar patadas a un balón se estén dando patadas a los Derechos Humanos sin que nadie diga nada y se mire para otro lado. Hay que celebrar los goles y taparse la cara a las políticas catarís que permanecen desde hace siglos sin evolucionar. Lo que los aficionados ven como espectáculo, para otros que somos menos aficionados solo vemos el espectáculo que han estado dando los catarís con separar o no las mujeres en los estadios de fútbol… hasta llegar ahora a no poder beber cerveza y mojar el gaznate solo con bebidas no alcohólicas. No se puede asumir que por el fútbol haya que «olvidarse» de eso, como ha pedido Sousa a sus compatriotas. El deporte no va de eso, el fútbol, siempre había creído, tiene otros valores y ninguno de esos valores se encuentra en Qatar.

Tal vez los aficionados que acudan al mundial piensen en los derechos cercenados más allá de que no puedan beber cerveza.

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