Tiene pinta de no parar aquí

24/11/2011

M. L.. 23-11-2011

Los teletipos hablaban de un nuevo terremoto en Japón, de una intensidad «asumible» por este país en condiciones de normalidad pero que abría algunas incógnitas por tener el epicentro relativamente cerca de la central nuclear de Fukushima, pero el terremoto del que el mercado americano estaba pendiente era del alemán.

Los problemas de Alemania para colocar su deuda ha sido, sin duda, la sorpresa de la jornada. Una sorpresa con la que nadie contaba pero que se antoja completamente lógica. Imaginemos que usted está convencido de que España no va a quebrar y que «honrará» sus deudas. Imaginemos que usted es de los que pone la mano en el fuego porque tanto España como Italia son «too big to fall». Imaginemos que usted tiene un dinero que no necesita durante los próximos años. ¿Por qué va nadie a colocar su dinero al 2% en bonos alemanes cuando lo puede hacer por encima del 5% en España o Alemania?

Pues un razonamiento tan de cajón no ha sido tenido en cuenta en ningún análisis. Y cuando digo ninguno es ninguno. Luego vendrá algún listo diciendo eso de «ya lo dije yo» pero les garantizo que si lo dijo fue en voz baja y en un bar. Nadie lo ha dicho en voz alta o por escrito. Nadie. Y, desde luego, ninguno de los mandamases del cotarro económico europeo o mundial lo esperaba.

Es curioso cómo la falta de previsión de quienes mandan en el mundo puede tener consecuencias nefastas. No calcularon el daño sistémico que tendría dejar quebrar a Lehman Brothers y no han sabido calcular el daño sistémico que puede causar la sinrazón alemana. Siempre han ido a lo fácil: «El mercado confía en Alemania, así que allí no habrá problemas». Pero no. El razonamiento correcto es otro bien distinto: «Quienes han aprovechado la postura alemana para atacar a España o a Italia no lo hacen porque respalden a Ángela Merkel sino en busca de dinero. Y está claro que el dinero hoy no se gana en deuda alemana«.

Con Europa noqueada por el «contagio» de Alemania, quedaba por ver si Wall Street era capaz de reaccionar, pero no lo hizo. Bien al contrario, desde el comienzo se sumó a las pérdidas y terminó desplomándose con cierre en los mínimos del día en los tres índices principales. El perfil es nefasto y aunque el S&P 500 ha quedado muy cerca de una corrección típica del 62%, lo cierto es que tiene toda la pinta de que no va a parar aquí y de que esto no lo para ni la cercanía del Día de Acción de Gracias, momento típicamente alcista en el mercado.

Al cierre, el Dow Jones perdió un 2,05%, el S%P 500 un 2,21% y el Nasdaq Composite un 2,43%.

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