Las previsiones en la gran subasta para la construcción de nuevas plantas eólicas y fotovoltaicas por 3.300 megavatios celebradas esta semana no eran muy optimistas. Pero ninguna proyección señalaba lo que ha sido el resultado final: la adjudicación de solo 45 megavatios para Forestalia y Elawan Energies. Los precios de la subasta que ha dirigido el Ministerio de Transición Energética, y que después repercuten en los consumidores, no eran asumibles para las compañías participantes.
Ante el evidente fracaso y el temor a las consecuencias, la Asociación Empresarial Eólica (AEE) señala que «la transición energética no se debe parar. Las subastas son una herramienta necesaria para avanzar en la reducción de la dependencia energética, reducir el precio de la electricidad y la descarbonización».
Y argumenta que el precio máximo de esta subasta no ha conseguido reflejar el coste real actual de la energía renovable. Y pide al Gobierno que no se pierda el volumen no otorgado en esta última subasta y que las futuras reflejen el precio de la energía, incorporando mecanismos que reduzcan el riesgo para los participantes, así como para asegurar que se se avance hacia los objetivos del plan nacional.
La AEE también subraya que, además de los objetivos medioambientales, las energías renovables aseguran precios más bajos para el sistema eléctrico. Es un impacto que se ha percibido en las últimas semanas con el cambio de las condiciones climáticas. Y en relación al ahorro, otro dato: la eólica ha generado 2.422 gigavatios-hora de electricidad en la última semana, lo que ha evitado la importación de gas natural por un valor de 250 millones de euros (el equivalente a 5 buques metaneros).
Respecto a las condiciones administrativas, se descanta por una aceleración de los permisos para además garantizar el éxito de futuras subastas. Indican que como algunos de los principales fabricantes de aerogeneradores resaltan, «la industria eólica no puede ser ajena a la subida de los costes de las materias primas y de la logística de transportar los componentes de esta tecnología». Y que no se puede funcionar en números rojos.
Pese a las diferencias, la vicepresidenta para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, comparte algunas de las causas del fracaso, y atribuye el resultado al efecto de la guerra de Ucrania y a la inflación. En declaraciones en el Congreso ha pedido “tranquilidad”, ya que el hecho de que más del 98,5% de la potencia subastada haya quedado desierta “no significa” que no se vaya a instalar. Y añade que terminará instalándose “porque sigue habiendo un apetito inversor muy fuerte”.
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