La Oficina Nacional de Estadística (ONS) cifra en alrededor de 504.000 la diferencia resultante de restar los datos de inmigración y de emigración a largo plazo. Este informe, actualizado hasta el mes de junio, implica una drástica subida con respecto a los 173.000 registrados en el ejercicio previo.

Las autoridades alegan que fue un periodo «único», en el que coincidieron la reanudación de la movilidad internacional tras la mejora de la pandemia de COVID-19, el apoyo a los ciudadanos ucranianas y el establecimiento de un nuevo sistema migratorio tras la salida de la UE, entre otros factores.

«Todos ellos han contribuido a niveles relativamente altos de la inmigración total a largo plazo, hasta unos 1,1 millones en el año previo a junio de 2022», ha explicado el instituto.

La tasa de migración neta corresponde especialmente a ciudadanos no comunitarios, ya que si sólo se tiene en cuenta a personas ajenas a la UE el dato ascendería a 509.000. En el caso de ciudadanos de la UE, la tasa es negativa, con un descenso de 51.000, así como entre los británicos, con 45.000 menos.