El Gobierno se ha preparado su «programa legislativo prioritario» para los quince meses que restan de legislatura. Ahí es nada, porque en ese plazo tienen que presentar 26 nuevas leyes,  sin olvidarnos de todos los reglamentos pendientes de aprobar como el de la polémica reforma laboral. ¿Les dará tiempo?, porque ya se sabe que quien mucho abarca poco aprieta.

Evidentemente, la crisis con que comenzó esta legislatura ha retrasado muchas cuestiones que José Luis Rodríguez Zapatero quería haber sacado adelante. Se ha tenido que parar en cientos de medidas cortafuegos para aguantar el chaparrón, sin que a día de hoy nadie esté convencido de que la crisis se ha superado. Ni el propio presidente del Gobierno, pródigo en optimismo hasta hace poco, se ha mostrado confiado ante la debilidad de los datos y la presión de los mercados que miran con voracidad hacia el sur de Europa.

Pero 26 leyes son muchas, se mire por donde se mire, sobre todo, porque algunas tienen demasiada enjundia como para abrir debates políticos y sociales, con elecciones autonómicas a diestro y siniestro, una oposición criticona que ya se está frotando las manos con las estadísticas que la encumbra a una mayoría absoluta, y unos sindicatos muy molestos por el varapalo de la reforma laboral y con el hacha de guerra preparada por la reforma de las pensiones.

Y aún así el calendario del Gobierno parece claro. En diciembre: Ley concursal; Ley integral de igualdad de trato y Ley general de Telecomunicaciones. En el primer trimestre de 2011: Ley de reforma de la Seguridad Social en materia de pensiones. En enero de 2011: Ley de reforma de las Políticas Activas de Empleo; Ley de modificación de determinados artículos del Código Civil (patria potestad, tutela y sucesiones en relación con la violencia de género y violencia doméstica); Ley de mediación de asuntos civiles y mercantiles; Ley de regulación del juego y Ley de residuos y suelos contaminados.

Sigo. Febrero de 2011: Ley de servicios profesionales; Ley reguladora de la jurisdicción social; Ley de calidad y sostenibilidad del suelo urbano. Marzo de 2011: ley de negociación colectiva; Ley de gobierno local; Ley sobre ciudados paliativos y muerte digna; Ley de reroma de la Ley de enjuciamiento Civil, Código Civil, Código de Comercio y Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal en materia de procedimientos de incapacitación; Ley de titularidad compartida de las explotaciones agrarias… Y podíamos seguir así mes a mes hasta junio de 2011, para dar una solución a cuestiones aún abiertas como la Ley de eficiencia energética, la reforma de los consejos territoriales, la Ley del mecenazgo la regularización del fondo de capitalización para los trabajadores… Y esas son las «prioritarias» según reza en el documento del Gobierno.

Agota el verlo y solo de pensarlo las imágenes vuelan al hemiciclo, donde la crispación va en aumento. El Gobierno ha salvado in extremis los Presupuestos del próximo año, gracias al apoyo del PNV. La gran incógnita será si los nacionalistas vascos mantendrán ese apoyo para las 26 nuevas leyes, algunas de las cuales ni siquiera podrán terminar su trámite parlamentario porque habrá elecciones antes. Si a todo esto sumamos, cantidad y calidad de las leyes, y los avatares económicos que no cesan… da un poco la empresión que ¡Quince meses no es nada!