El barrizal político, vergüenza para todos

01/12/2022

Maite Vázquez del Río.

Penoso espectáculo el que se produce día tras día en el Congreso. Los padres y madres de la patria han perdido el norte de la educación, el respeto, las buenas maneras, la diplomacia, el tacto, la corrección y todo cualquier otro modo de moverse ante la sociedad. ¿Cómo nos están gobernando o cómo nos gobernarán esos políticos que más que en un hemiciclo donde se adoptan leyes que marcan nuestro futuro parecen estar en un mercado de abastos?

Cualquier medida, orden, ley… que se debata es la excusa perfecta para el escarnio político, los insultos, el griterío, los gritos vociferantes, mentiras, medias verdades, cristales rotos por los que se miran… el motivo (importante para los ciudadanos) es lo de menos.

En todos los sectores se está produciendo un cambio generacional, el político no es ajeno a este cambio. Por eso, quienes hemos vivido el proceder de nuestros representantes en el Congreso y Senado en cerca de 40 años echamos en falta la caballerosidad y generosidad de políticos como Adolfo Suárez, Felipe González, Julio Anguita, Fraga Iribarne, Durán i Lleida, Olabarría… Uno de los pocos que se salvan en esta legislatura es el vasco Aitor Esteban, uno de los pocos en poner un poco de sensatez a la crispación permanente que se vive en el hemiciclo.

En esas mismas décadas transcurridas se ha podido observar cómo el partido que pasa a gobernar se queda solo, sobre todo si es de la bancada izquierda, mientras que en la derecha la crítica y el no permanente es desesperante cuando de lo que se trata es de luchar contra una pandemia, una crisis económica, las altas tasas de paro, el futuro de las pensiones, el problema de la »okupación’, la violencia machista, el precio del alquiler, el coste de las hipotecas… o cualquier asunto de vital importancia para la ciudadanía.

A veces, creo, hay que olvidarse de si se está en el Gobierno o en la oposición para trabajar en favor de los españoles, los mismos por cuyos votos se pelean desde el primer día después de las anteriores elecciones. No se puede estar en campaña electoral permanente cuando no se gana una elección. Hay que arrimar el hombro como lo arrimamos todos los españoles cada día para sacar adelante nuestro hogar, nuestro consumo, nuestro pago de impuestos…

Estar en la oposición no es irse de vacaciones cuatro años y solo trabajar para destruir y no contribuir o ir a ‘chivarse’ a Europa de dudas sobre determinados asuntos internos que solo nos atañen a nosotros.

No vale meter en la bronca política a la judicatura, cada vez más politizada y menos imparcial, porque los españoles no somos tontos y en ese cambio de cromos que siempre fue la renovación de órganos tan imprescindibles como el Poder Judicial o el Tribunal Constitucional, seguimos teniendo los mismos representantes que fueron elegidos cuando Mariano Rajoy era presidente, es decir, cuando la mayoría de esos cargos eran conservadores. Y ahí ya nos surgen dudas sobre la imparcialidad de los juicios pendientes del PP, ya que los más que desgastados y manidos ERE de Andalucía están vistos para sentencia.

Deberían nuestros políticos aprender que cada uno debe ir a lo suyo. Los políticos a gestionar las cuestiones públicas y los jueces a sentenciar según las leyes que rigen el país, sin ningún interés partidista.

Tal vez deberían empezar a plantearse que necesitar elaborarse un Código de Buena Conducta, como ya lo tienen la mayoría de los sectores económicos de nuestro país. Señorías empiecen por ese código y dejen de hacer el ridículo que nos sonroja ante el resto del mundo porque nos avergonzamos de ustedes.

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