El paciente número 36

05/12/2022

J. M. Miner Liceaga.

Andan los médicos de atención primaria -no sin razón y tampoco todos- preocupados por el paciente número 36. En las negociaciones que mantienen con los responsables de la administración parece que unos barajan la cifra de 35 pacientes por jornada como la adecuada para atender como se merecen cada uno de los que han conseguido cita previa para un día determinado, mientras otros  abogan por atender a tente bonete a los dolientes del día.

Los médicos, que no todos, están preocupados por el paciente número 36 y siguientes. El 36 puede que quede para la jornada siguiente, pero es en el que tiene el número 68, pongo por caso,donde radica el quid de la cuestión. ¿Aguantará su dolencia, malestar, indisposición, achaque o padecimiento hasta que le corresponda pasar al despacho del galeno/a?

Las lenguas de doble filo, algunas con no muy buena intención, otras sí, dicen que este retraso premeditado es la antesala para fomentar la medicina privada y es a partir de aquí desde donde se abren todas las puertas y preguntas que ustedes quieran. ¿Espero hasta que me corresponda por turno? ¿Me voy a urgencias más que nada para colapsar el servicio? ¿Quién me dice a mí que puedo retrasar la cita sin que se agrave mi mal? ¿Quién me orienta? ¿El médico  o médica, perdón, la médica o el médico, por telefóno? ¿Por videoconferencia? ¿Y si me llama la enfermera o me ponen en comunicación con la sanitaria de turno, de la que nadie puede dudar de su preparación ni de su predisposición?

Hay otra solución para quien pueda permitírselo: la medicina privada. Hay también quien considera que todo este conflicto, que solo tienen un único perdedor, el paciente, este conflicto, digo, y dicen algunos, que está encaminado, a medio plazo, al crecimiento de lo privado en detrimento de la “res pública”. En nuestro querido país la relación médico/paciente es o la más más alta o una de las más altas de la UE, pero con la puntualización de que son, los médicos, los peores pagados.

Desde otro ángulo surge la pregunta del millón: ¿quien puede pagar 200 o 250 euros por la consulta privada de una especialista? La consulta es la consulta, que diría cualquier político de pro. Y a ésto, posible e incluso probablemente, habrá que añadir, siempre si se quiere continuar recibiendo atención personalizada en hospitales con suelos de mármol o en su defecto piedra artificial de primera categoría en vez de plástico, las pruebas pertinentes de análisis, radiografías, ecográfías, electros y lo que requiera su caso.

Total, que o se me acaban los ahorros de casi toda la vida, o pierdo esta última si espero a que me citen para una consulta pública del especialista, a no ser, ya lo he dicho antes, que me vaya a urgencias, no para molestar, sino para ver la manera de que curen mis malestares sin excesivas esperas.

¡Ah¡ y tengan cuidado si el tratamiento de sus males, que no su maldad, se hace en un centro hospitalario distinto al habitual. Puede haber sorpresas. Sorpresas tan peregrinas como que el historial, tu historial, que está en el hospital equis no puede ser ni visado ni revisado por el hospital zeta aunque ambos sean públicos.

Cosas de la tecnología, de la gestión, del orden, del desorden, de la falta de inversiones para disponer de los medios necesarios para que un simple apretar de un botón, o de dos o de tres como mucho, aparezca el historial de Fulanito de Tal. Es solo cuestión de teclear los números de tu DNI, al margen de que seas el paciente número 36 o 68. Claro, que igual todo esto que digo y que falta lo tienen en el Zendal, bien guardado para cuando haya otra pandemia.

¿Te ha parecido interesante?

(Sin votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.