El nuevo restaurante del barrio de Las Salesas (entrada por la calle Beneficencia, aunque forma parte del cada vez más interesante hotel Urso) ha abierto recientemente sus puertas con el propósito de rendir homenaje a Madrid, a través de la excelencia del producto local y recetas tradicionales reinventadas con influencia internacional. Casa Felisa surge como un concepto que desea reflejar el espíritu tabernero de la capital a través de sabores reconocibles, pero con un toque sofisticado, y que fusionan de una manera acertada la tradición y la modernidad. La propuesta gastronómica está a cargo a cargo de Antonio del Álamo.

El nuevo restaurante parte de una premisa neocastiza que busca potenciar el recetario tradicional con aportaciones de autor y buenas presentaciones en mesa. Como base, una muy buena materia prima, en la que tienen mucho protagonismo los productos y sabores de Madrid: ensaladilla rusa, estupendos callos fuera de carta, buñuelos de bacalao, huevos estrellados, salsas elaboradas con vermut, quesos, vinos y aceites de la región -estos últimos proceden de olivares cercanos a Aranjuez.

La decoración de Casa Felisa es cálida y acogedora; uno de esos lugares donde te apetece comer sin prisas y disfrutar de una tranquila sobremesa. La carta es extensa con bocados sorprendentes, como el sándwich de pan de brioche con esturión ahumado, papada ibérica y caviar; el rape alangostado con tartar de cigala; las tortillas abiertas de diversos ingredientes; la perdiz escabechada tibia con remolacha de colores; o los huevos estrellados con patatas fritas caseras y acompañamientos más sofisticados como trufa, anguila ahumada o caviar. Entre las comendas imprescindibles, destacamos las deliciosas navajas con salsa de vermut y mantequilla azafranada, todo un clásico ya de esta casa a pesar de su juventud; el salpicón de marisco tibio con cola de bogavante; la raya escabechada con vinagreta de lentejas; el morrillo de atún toro escabechado con garbanzos en ensalada -un platazo-; un arroz a la llauna con chuleta de vaca 500 gramos; o la lasaña de gallina en salsa pepitoria. Y atención a los nada desdeñables macarrones con tomate, chorizo ibérico y queso de Madrid; o las chuletitas de lechal fritas.

Y una recomendación a tener en cuenta: hay que estar atento a los fuera de carta, especialmente a sus guisos de cuchara, como las fabes, las verdinas o las lentejas, porque los hacen riquísimos. Respecto a la carta de vinos, presta especial atención a los vinos de la tierra -hay que dejarse aconsejar para probar buenos vinos madrileños- y también ofrece una interesante variedad de etiquetas de champán que también se pueden pedir por copas, una opción que debería estar más estandarizada en los buenos restaurantes.

Este espacio también se convierte en el lugar ideal para celebrar las fechas navideñas con sus menús de Nochebuena y Nochevieja. Este primero consta de aperitivos como jamón de bellota o tosta de papada con trufa; entrantes como el bogavante Thermidor o platos principales como el rodaballo al horno en guiso de albóndigas de carabinero y alcachofa o carré de cordero lechal al tomillo limón sobre hojaldre con verduras de temporada asadas. Para finalizar, postres como la tarta tatín de manzana o la crema caramelizada de vainilla con ciruelas. Por su parte, el menú de Nochevieja presenta los mejores platos para terminar el año. Para abrir boca pan de cristal con anguila ahumada y puré de aguacate o cremoso de pularda con castaña; los entrantes los protagoniza la crema de almendra con almeja, percebe y navaja; para los principales, ofrece zarzuela de marisco y pescado y lomo alto de buey gallego madurado con puré de colinabo y tostada de patata con trufa. Y para culminar la velada y el año, milhojas de frambuesa o ganache de chocolate y maracuyá con sabayón de Pedro Ximénez.