Carta a los Magos de Oriente

05/01/2023

Luis Díez.

En su calidad de Magos bueno sería que el trío de la creencia infantil (y católica) gripara los misiles, drones y cañones y acabara con la guerra de Ucrania y con cuantas asolan el planeta, causan muerte, dolor y destrucción, provocan hambre e incertidumbre y obligan a millones de personas a huir de sus casas, pueblos y ciudades. Si por arte de magia pudieran erradicar la guerra, el mundo sería mejor. Ya se sabe cuán difícil es transformar las tendencias de plomo en conductas de oro y cuán distante está la realidad del deseo, pero convendría que hicieran algo, aunque para ello tuvieran que movilizar como mediador al autoritario presidente de China, señor Xi Jinping. En su capacidad de persuasión del ambicioso y no menos autoritario presidente de Rusia, señor Vladímir Putin, no sólo confían rusos y ucranianos que están muriendo en una guerra de invasión criminal desaforada, sino también cientos de millones de seres humanos que en Europa, África y el propio Sudeste Asiático padecen sus consecuencias. Cuentan que Jinping tiene señalado su viaje a Moscú en mayo, de modo que no le faltará tiempo para tender puentes hacia la paz.

De puertas adentro sería menester que ustedes, amigos Melchor, Gaspar y Baltasar, se esmerasen en la introducción de la cordura frente a los malos modos, insultos y exabruptos con los que se manifiestan los adversarios políticos en detrimento de la educación, argumentación y buena dialéctica. Un país tan culto, amable y diverso como España merece dirigentes que sepan dar ejemplo, no emponzoñen y se abstengan de esparcir odio, racismo, machismo, “fake news”, posverdad y mala leche. Y si alguno roba, que sea poco y por poco tiempo. En los últimos días de 2022 han ido entrando en las prisiones andaluzas los distintos condenados por el “caso de los Eres”, aquel reparto de 700 millones de euros entre empresas en crisis que durante diez años realizó la Junta de Andalucía, gobernada por los socialistas, sin que, salvo un perillán que pagaba lupanares y cocaína con los fondos públicos, se haya demostrado enriquecimiento ilícito de ninguno de ellos. Ahora que vienen elecciones autonómicas y municipales (también en mayo) los ediles y regidores salientes que hayan metido la mano en la caja (es una forma de hablar) deberán tener en cuenta esa reforma del delito de malversación que permite mantener la lupa por cinco años sobre su patrimonio. Quiere decirse que no podrán aflorar incrementos anuales superiores a 200.000 euros anuales o, en su caso, deberán justificar y documentar su procedencia.

En lo que se va imponiendo la honradez en la vida pública, sería menester un repaso al incremento exagerado de los precios de los bienes de consumo, pues las grandes superficies siguen aplicando unos aumentos incompatibles con la supresión del IVA a los de primera necesidad y la reducción del impuesto a la mitad en los demás casos. La tendencia al abuso, tan propia de los gremios, obligaría a derramar esa magia inspectora que tan eficaces resultados viene dando en el mundo laboral a quienes con el argumento de la carestía de los combustibles (subvencionados al transporte de mercancías) hacen su agosto cada día y agotan los salarios en dos semanas. Quizá sea mucho pedir, pero sería menester, pues siendo la producción y la transformación tan regular como siempre, carece de fundamento la carestía galopante.

Ya se sabe, amigos Magos, que ustedes no hacen milagros. Eso fue el niño Jesús. Sin embargo, las peticiones aquí manifestadas proceden de un rápido sondeo a media docena de parlamentarios de distintos colores políticos. Algunos creen más que otros en ustedes, pero sólo uno, como Pablo Castellano en su tiempo, les pide que tras dejar el oro, el incienso y la mirra en el Portal de Belén, cuelguen la corona y se hagan republicanos. No les diré quién es para evitar que le pongan carbón. Buen año a todos.

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