Una curiosidad muy viva

20/01/2023

Miguel Ángel Valero. Afi, que nació para "interpretar el entorno e incorporarlo a la labor de asesoramiento, consultoría y formación", celebra sus 35 años. // 1987-2022. 35 años de economía y finanzas en España

El libro «1987-2022. 35 años de economía y finanzas en España» permite entender cómo una empresa, que, como reconoce su actual presidente y CEO, Borja Foncillas, en el prólogo, nació en «un buen momento», ha sabido crecer y consolidarse manteniendo sus principios fundacionales: «interpretar el entorno e incorporarlo a la labor de asesoramiento, consultoría y formación».

La clave del éxito de Afi está en «mantener viva la curiosidad para caminar junto a la innovación».

Este libro de cerca de dos centenares de páginas, con exuberancia de ilustrativos gráficos, es una buena demostración de ello. Por ejemplo, en las páginas 56-57 se puede comprobar cómo 98 entidades financieras han terminado absorbidas en 9 grupos en estos 35 años (solamente Bankinter se ha mantenido al margen de ese proceso). Esteban Sánchez (páginas 88-89) explica por qué la rentabilidad de la banca no vuelve a los niveles anteriores a la crisis de 2008. Aitor Milner (páginas 90-91) aporta un dato: las 539 aseguradoras hace 35 años ahora son menos de 200. La concentración no se ha producido sólo en la banca.

Esa necesidad de entender qué ha pasado en 35 años y qué va a pasar en los siguientes lleva a Mauro Guillén, que en las páginas 62-63 describe el salto de las empresas «multi-locales a globales» y avisa que «sus decisiones van a perfilar la economía del futuro más que las de los Gobiernos».

Ignacio Ezquiaga, en las páginas 66-67, indaga sobre por qué Europa no tiene más futuro que «una unión política gradualmente federal».

José Manuel Amor (página 86) advierte que la deuda privada no financiera es «la gran asignatura pendiente» para el desarrollo del mercado español de renta fija.

David Cano (páginas 92-93) subraya que se consolida una forma «más profesional e independiente» de comercialización de los productos de inversión colectiva. Claudia Antuña (páginas 136-137) avisa que la inversión «será sostenible o no será».

Vicente Salas e Ignacio Santillana (páginas 98-99) avisa a las empresas: «la brecha de productividad exigirá un mayor esfuerzo de adaptación» a la sostenibilidad y la inclusión social. Pablo Guijarro (páginas 108-109) añade otra alerta: el 70% de los instrumentos de cobertura de las empresas son seguros de cambio. Virgina González Pérez (páginas 132-133) recuerda a las empresas que el gobierno corporativo las hace «más atractivas, más sostenibles, más competitivas»

Arturo Rojas (páginas 106-107) desvela por qué no hay que depender de una única fuente de suministro de energía ni de una única tecnología.

Fernando Restoy (páginas 112-115) hace una interesante reflexión: la capacidad de innovación privada y su efecto sobre el bienestar social no es un argumento válido para pretender minimizar la intervención pública en la economía, aunque admite que es un reto para la regulación. En la  misma línea, Rodrigo Buenaventura (páginas 116-117) cuantifica ésta: las 300 páginas de normas sobre el mercado de valores y derivados en 1987 son ahora más de 8.000 solo en Europa, y apunta un efecto positivo. las posibilidades profesionales que abre todo lo relacionado con el cumplimiento normativo.

Pilar Barrios (páginas 142-143) menciona también el futuro de los analistas cuantitativos y la necesidad de apostar por la formación continua. Y Mónica Guardado (páginas 144-145) pone el foco en la educación financiera para facilitar la igualdad de oportunidades.

Tres socios en un piso de la calle Caracas

El libro, además de para analizar los 35 últimos años de la economía española y para detectar tendencias y lecciones para el futuro, permite conocer mejor la intrahistoria de Afi, que nació el 3 de diciembre de 1987 en un piso del número 13 de la calle Caracas, en Madrid, por iniciativa de Emilio Ontiveros, Ángel Bergés y Francisco José Valero, que no debían ser supersticiosos. Se crea como una filial 100% de Gesmosa, aunque ya en 1992 los socios compran el 50%, y en 2014 se independizan totalmente con la adquisición del otro 50%.

En 1994 crean Afi Escuela, con un argumento demoledor de Emilio Ontiveros: «además de ofrecer el pescado, a los clientes hay que enseñarles a pescar». Y el 13 de junio de 1997, las áreas de Finanzas Cuantitativas y de Soluciones Digitales, lo que demuestra un gran sentido de la anticipación.

Llama la atención la apertura de una oficina en Marruecos en junio de 2014, y en mayo de 2017 en Argelia. Entre medias, el 1 de septiembre de 2015 Afi se muda a su actual sede madrileña. Un poco antes, el 22 de febrero, Borja Foncillas asume el cargo de consejero delegado, y los socios de segunda generación copan la Comisión Ejecutiva.

El 1 de agosto de 2022 muere Emilio Ontiveros. El 23 de septiembre, Borja Foncillas asciende a presidente, además de CEO. Y Ángel Bergés, el superviviente del equipo fundador (Francisco José Valero ya se había jubilado unos años antes), asume la vicepresidencia. El 31 de octubre, la Fundación Afi. creada el 15 de febrero de 1999, se remombra como Fundación Afi Emilio Ontiveros. Y el 19 de enero de 2023 se anuncia la creación del Premio Emilio Ontiveros a la excelencia en economía.

Es el mejor homenaje a una persona obsesionada por la formación de las nuevas generaciones de periodistas. Definido como un economista «sabio», «ingeniero» (porque resuelve problemas prácticos), Emilio Ontiveros descollaba por su habilidad de «contar la economía como si la gente importase», y por sus críticas feroces al predominio de la economía financiera sobre la real.

El libro muestra también que Emilio Ontiveros era «el economista total», por su énfasis en que las actividades tuvieran un impacto social, y por saberse anticipar a la transformación digital.

 

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