El 5 de febrero va a ser una fecha que marcará una nueva etapa para los precios derivados del petróleo. Ese día comienza la política de sanciones, que fue pactada entre los países más ricos agrupados en el G7 y la UE, para extender las medidas que se aplican al crudo ruso al diésel y a las gasolinas. Aunque el impacto se prevé que se perciba más adelante, la tendencia alcista ya está en el mercado.

El efecto será superior en el diésel que en las gasolinas ya que Rusia es el mayor proveedor de ese producto en el mundo. Medios del sector señalan que los precios de los carburantes subirán con más fuerza más adelante del 5 de febrero, cuando las compañías que los distribuyen vean como se reducen las reservas que ahora tienen en sus infraestructuras de almacenamiento.

Ha sido una estrategia que han seguido las empresas del sector después de los acuerdos que tienen como objetivo elevar la presión a Moscú por la invasión de Ucrania; contaron con tres meses, desde el 5 de diciembre, en un período de transición para encarar los meses que ahora vienen,

Si bien grupos, que son líderes en el mercado de distribución como son Repsol y Cepsa, han expresado la preocupación por la etapa posterior a febrero. Los máximos directivos de las petroleras trasladaron al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la realidad que llega. Advirtieron de la previsible evolución de los precios del diésel que no solo utilizan muchos ciudadanos, sino especialmente importante en transportistas o profesionales del transporte público.

No obstante, no prevén problemas de suministro, se ceñirá más en las cotizaciones. Pero destacan que el diésel es utilizado por el 70% de los vehículos, si bien sin cuestionar que las medidas comunitarias son idóneas en la actual escenario mundial que está marcado por la guerra en el este de Europa y la utilización del Kremlin de las materias primas energéticas como arma de guerra.