Los índices siguen subiendo tras el espectacular resultado de la víspera, lo que puede ser interpretado muy positivamente, pero lo cierto es que el perfil de la sesión ha sido de esos de montaña rusa que reflejan claramente que hay mucha indecisión y, como de costumbre, todo proviene desde el lado de la política.

Resulta que sí, que por fin han liberado los 8.000 millones con destino a Grecia, pero al mismo tiempo surgen nuevas dudas y esta vez no es cuestión baladí. Merkel sí da su brazo a torcer en algunas cosas, pero quiere crear a toda costa un «núcleo duro» del euro, lo que equivale a esa «Europa a dos velocidades» que se viene temiendo desde hace ya un año. Evidentemente, tenemos un problema y unos más que otros a juzgar por la diferencia de resultados entre los índices.

Lo más curioso es que el mercado no se lo ha tomado a la tremenda, no sé muy bien si porque lo ve con un horizonte temporal largo o porque lo considera imposible. Si es por lo segundo, descuiden. Si Francia y Alemania se encaminan en esa dirección, no habrá otra. Ya pueden decir los socios lo que quieran y la propia Comisión Europea, que si los dos países más poderosos se ponen a la tarea, se hará. Es así de sencillo.

En fin, que si con este jarro de agua fría no hemos bajado al menos la mitad de lo avanzado ayer, no vamos demasiado mal. Pero, insisto, no ha habido convicción por ninguna parte.

Al cierre el Dax subió un 0,95%, el FTSE un 0,46%, el CAC otro 0,46% y el Ibex un 0,10%. Está claro a quien puede afectar más esa división en la UE, ¿no?