Demasiadas dudas

30/11/2011

diarioabierto.es. 29-11-2011

Es curioso que Wall Street siga poniendo el foco de sus dudas en el desenlace de la crisis europea. Frente a un dato de confianza del consumidor especialmente positivo (e inesperado), los índices americanos antepusieron sus dudas sobre lo que puede ocurrir en Europa a muy corto plazo.

¿En qué se centra el análisis de lo que ocurre en Europa al otro lado del Atlántico? Fundamentalmente en el panorama que tiene ante sí Ángela Merkel y los analistas han sido de lo más pragmático, analizando cada una de las facetas de la lucha en la que se encuentra la canciller alemana.

De un lado, la lucha por su propia supervivencia en la política de una Alemania para la que dar más poder de actuación al BCE significa directamente más inflación, y si algo odia a muerte el subconsciente colectivo alemán eso es la inflación. Han pasado de padres a hijos historias vividas durante la época hiperinflacionaria de la República de Weimar que han inoculado el sentimiento antiinflacionario en la genética de la ciudadanía alemana.

De otro lado, la difícil convivencia de su política de mano dura en los ajustes fiscales con los intereses inmediatos de sus socios y con la propia realidad, que empieza a demostrar que cuando los ajustes son excesivos aumenta exponencialmente el peligro de recesión.

Por último, el pulso que mantiene con las instituciones comunitarias. Con el BCE, por su obsesión en convertirlo en una «sucursal europea» del Bundesbank, y con la Comisión Europea, por la constante suplantación de las funciones del Gobierno europeo, aunque sea con la excusa de buscar una «profundización» en el poder de la propia Comisión. Se ha visto con demasiada frecuencia a Merkel diciendo una cosa y Durao Barroso respondiendo la contraria.

Y la conclusión es curiiosa. Subrayan que para Merkel solo caben dos posibilidades y ambas son antagónicas. O sale airosa, incluso fracasando en alguno de los frentes que tiene abiertos, y logra que todos asuman con naturalidad el papel de tía soltera rica que supervisa rígidamente el comportamiento de sus familiares para repartir la herencia o termina por arruimar la Unión Europea, facilita su estallido y pasa a la historia como una «Herbert Hoover europea», el presidente estadounidense con fama de gran gestor que, en cambio, fue incapaz de gestionar la Gran Depresión que siguió al Crack de 1929. Pasó a la historia como uno de los presidentes más odiados por los estadounidenses al final de su mandato.

Ya ven que no dan demasiado margen de error al otro lado del Atlántico, pero es que en realidad llevan razón. O se hace todo bien (y eso incluye que la señora Merkel no logrte sacar adelante algunos de sus postulados) o las posibilidades de que el euro salte por los aires son elevadísimas. Además, hay poco tiempo cuando al bono del tercer mayor mercado de deuda del mundo, Italia, se le exigen ya niveles de bono basura, por encima del 7%.

En fin, que no es que el mercado dude, es que está inmerso en un mar de dudas que no terminan de despejarse por mucho que de cuando en cuando peguemos un arreón hacia arriba. Wall Street quiere creer, pero la verdad es que se lo están poniendo muy difícil y bastante ha hecho con conseguir que los índices más «tradicionales» cerraran hoy en positivo.

Al cierre, el Dow Jones subió un 0,28% y el S&P 500 un 0,22%, en tanto que el Nasdaq Composite cedió un 0,47%.

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