“Esto es lo que hay” es la postura del Govern en la reunión que mantuvo con los sindicatos de la función pública para presentarles los recortes que sufrirán en el presupuesto del 2012. Los funcionarios verán reducido su salario entre un 1 a un 3 por ciento de su sueldo bruto anual, además de suspenderles el fondo de acción social, el fondo de productividad y de otros pluses, como las ayudas de comedor o la flexibilidad horaria supresión de las subvenciones sindicales…  Asimismo se plantea reducir drásticamente el personal interino y no convocar oposiciones. También promocionará la concesión de excedencias temporales.

Los sindicatos se tomaron muy mal estas propuestas, llegándola a calificar como “agresión sin precedentes”. Los tres sindicatos asistentes a la reunión –CC.OO., UGT y IAC– coincidieron en valorar las propuestas como “una declaración de guerra”, y valoraron que estas medidas representan “un paso atrás de treinta años” y cuantificaron en un 20% la pérdida de poder adquisitivo de los funcionarios por los recortes de los últimos años. Para el representante de la UGT Xavier Casas “nunca se habían planteado recortes tan bestias” que llevarán al paro a centenares de personas.

También el sindicato  Metges de Catalunya calificó de “brutal” los nuevos recortes en la sanidad pública y auguró que si las quieren aplicar lo tendrán que hacer por decreto, ya que ningún sindicato aceptará colaborar con estos recortes.

Novias para Mas

Mientras, en el Parlament, Artur Mas afrontaba una sesión de control y se vio sorprendido al ver los pretendientes que quieren negociar con CiU los presupuestos del 2012. Por una parte la popular Alícia Sánchez Camacho aseguraba que su formación “garantiza el progreso” y rechazaba propuestas desestabilizadoras como la convocatoria de consultas populares. Por el contrario la republicana Anna Simó valoraba especialmente este punto y reclamaba al president que escogiera pactar con los que rechazan negociar el pacto fiscal y los que defienden los intereses del país. E incluso los socialistas, en boca de Joaquim Nadal, se ofreció a pactar los presupuestos si se dan dos condiciones: fortalecer la cohesión social y reactivar la economía.

Artur Mas se limitó a dejarse querer.