Seis años atrás, Leslie acababa de ganar la lotería y, madre soltera, proclamaba que iba a darle la mejor vida posible a su hijo. Pero todos sus sueños y sus buenas intenciones se esfuman en una pesadilla etílica y ya queda solamente una amarga resaca. Desahuciada, acude a su hijo en un intento de recuperar el rumbo de su vida.

Basada en hechos reales, ‘To Leslie’ cuenta la historia de una madre soltera del oeste de Texas. Dirigida por Michael Morris, con guión de Ryan Binaco, música de Linda Perry y fotografía de Larkin Seiple, la película se apoya, fundamentalmente, en la magnífica interpretación de Andrea Riseborough, nominada a mejor actriz en los Oscar y en los Premios Independent Spirit de 2022. En España, ganó el Festival de Gijón.

Andrea Riseborough lo borda como Leslie: cuanto más se acerca a una botella y más frágil se muestra, más poderosa es su interpretación. No hace concesiones ni recurre a extravagancias. Todo lo contrario. Y eso que su drama personal, el trauma y la adicción al alcohol, no lo ponen fácil.

No se queda atrás Marc Maron, el único que ve en Leslie algo más que una mujer alcoholizada y también el único que le ofrece una oportunidad. La película gana mucho con la química generada entre los dos protagonistas de ‘To Leslie’.

‘To Leslie’, otro acierto de A Contracorriente Films al traer esa película a las salas de cine en España, no es solamente un drama sobre los efectos del alcoholismo ni un cuento con moraleja sobre la capacidad de superación que tiene el ser humano, pese a que el final feliz nunca está asegurado. Es sobre todo el retrato de un precipicio emocional, conmovedor, al que conducen las malas decisiones de una persona, pero también la insolidaridad de los demás.

También es un viaje, duro y emotivo, de una madre en busca de su hijo, y una hermosa manera de hablar de segundas oportunidades, de la insoportable carga de la culpa, de la ayuda que ofrecen terceras personas.

‘To Leslie’ es una de las mejores películas sobre el alcoholismo, pero va más allá de contar el drama, sin dar un paso en falso y sin caer en sentimentalismos ni en sensacionalismos, gracias a una obra maestra de la interpretación y sobre todo a unos diálogos que son más elocuentes cuanto más silenciosos son.