El Parlament vota el jueves el trámite de elegir como senadores autonómicos a los socialistas José Montilla y Iolanda Pineda ante la renuncia de sus dos representantes en la Cámara Alta (Assumpta Baig  y Joan Sabaté). Es una votación de trámite en las que se respetan las propuestas de cada partido aunque esta vez la iniciativa de proponer al ex presidente Montilla como senador ha hecho chirriar la disciplina en las propias filas socialistas –algunos lo han considerado “inapropiado” -y ha provocado un malestar manifiesto en el resto de los grupos. Coinciden en opinar que el peso de un ex presidente de la Generalitat queda devaluado con esta designación

La actual dirección socialista, que se ha de someter este mes a un congreso de renovación, ha tratado de perpetuar en la política a algunos de sus dirigentes notables ante la práctica seguridad que dejarán de figurar en los puestos clave en la nueva dirección. Ya molestó que pesos pesados como José Zaragoza y Joan Rangel figuraran en los primeros lugares en las elecciones legislativas y ahora son diputados electos. Pero la propuesta de que Montilla ocupe uno de los dos senadores autonómicos que le corresponden ha propiciado no pocas críticas, más en un momento que se debate una profunda renovación de los dirigentes y del discurso de los socialistas para recuperar el favor popular. Los ex presidentes de la Generalitat disponen de despacho, secretaria y chófer, además de un sueldo durante cuatro años de 114.224 euros. Aparte en el momento de la jubilación los ex presidentes reciben una pensión del 60% de su sueldo.

Por otra parte tanto CiU, como ERC e IC han expresado su malestar, coincidiendo en valorar que este retiro al “cementerio de elefantes” que es el Senado es una manera de desprestigiar la figura del ex presidente de la Generalitat y el deseo de alargar artificialmente su vida política con un cargo sin apenas relevancia.