Mercado de la Reina permite hacer un recorrido por la gastronomía de los pueblos más bonitos de España sin necesidad de salir de la Gran Vía madrileña. En su local del número 12 de la transitada calle de Madrid, incluye entre sus propuestas las fabes con almejas de Cudillero (Asturias), las patatas volteé (o ‘volteás’) de Candelario (Salamanca), o el cocido lebaniego de Potes y Mogrovejo (Cantabria), entre otras.

La idea del restaurante se basa en que uno de los grandes atractivos turísticos de España son los platos  de sus pueblos. Por que parte del verdadero patrimonio de estos municipos pasa, desde luego, por su gastronomía. 

Precisamente por eso Mercado de la Reina quiere rendir homenaje y tributo a la cocina auténtica de la gastronomia de estos pueblos con platos cocinados con ingredientes autóctonos que reflejanla particular historia de cada uno de ellos.

Estos platos, son definidos por el chef del restaurante Alvaro Carpio: ¨un tesoro gastronómico por el respeto y el cariño con el que lo hemos hecho¨.

Desde las cocinas del Mercado de la Reina se hace un amplio recorrido gastronómico por toda la geografía española. Un viaje en el que se pueden encontrar platos tan sabrosos como las fabes con almejas de Cudillero (Asturias), las patatas volteás de Candelario (Salamanca), las judías con morro de Puertomingalvo (Teruel), las migas con vino de pitarra de Robledillo de Gata (Extremadura), la sopas de ajo tostado de Bubión (Granada), la butifarra con fesols de Beget (Girona), el cocido lebaniego de Potes y Mogrovejo (Cantabria) y el gofio de Betancuria (Fuerteventura).

Las fabes con almejas transportan a la villa marinera de casitas de colores de Asturias. Las migas con vino de pitarra de Robledillo de Gata huelen a olivos, castaños y alcornoques. Las patatas volteás son un plato típico del pueblo de Salamanca, tan bello que es muy a menudo escenario de películas y series de televisión.

Las judías con morro de Puertomingalvo hacen querer viajar a este pueblo de clima húmedo donde se pueden recoger setas en todas las épocas del año. Las sopas de ajo conducen a los aromas mediterráneos de Granada. La butifarra con fesols de Beget, a las masías rústicas de Girona. El cocido lebaniego de Potes y Mogrovejo permite al comensal recorrer los verdes campos de la zona norte de Cantabria, y el gofio de Betancuria es como pasear por las interminables playas de Fuerteventura.