El Mapa AXA del Fraude en España cumple su décimo aniversario. Lo que nació entre críticas de otras aseguradoras, que consideraban que hablar del fraude daba pistas a los delincuentes, ahora es un informe consolidado, que propició el intercambio de información entre las compañías de seguros y también con las fuerzas de seguridad del Estado. «Hemos contribuido a que se vea el fraude como lo que es, un delito», subraya Arturo López-Linares, director de Siniestros de AXA España.
Hasta la Interpol aplaude la iniciativa: «Ha puesto en marcha medidas de prevención y lucha contra el fraude bastante eficaces», resalta Renato Schipani, Criminal Intelligence Officer de la Secretaría General.
Pero el fraude no ha dejado de aumentar: del 0,95% en 2012 (15.172 casos descubiertos) al 1,95% (23.700) en 2022, lo que significa que prácticamente en dos de cada cien siniestros se ha detectado una acción para cobrar más e indebidamente del seguro. Escrito de otra manera, más del 98% de los clientes de una aseguradora actúan correctamente, y no tienen por qué pagar la factura de delincuentes.
Tampoco disminuyen los esfuerzos para prevenirlo, detectarlo y combatirlo, porque es una inversión muy rentable. En el caso de AXA, por cada euro destinado a luchar contra el fraude se recuperar 140€, sin incluir en esta cifra el encarecimiento de pólizas por el coste de siniestros fraudulentos.
Arturo López-Linares destaca un aliado cada vez más importante en la lucha contra el fraude: la tecnología. El primer Mapa mostraba que el 97% del fraude era detectado por los tramitadores, que ahorraban a la compañía más de 47 millones€ en indemnizaciones indebidas por siniestros. Apenas el 3% del fraude era detectado automáticamente, que impedía el pago de 2 millones.
En 2022, las reglas automáticas ya suponen el 17% y ahorran más de 12 millones. Y los métodos basados en la ciencia de los datos evitaron pagos por más de 7,5 millones.
Frente a la habilidad de los pícaros y delincuentes, el seguro aporta «la identidad digital en contratos y firmas, la sofisticación en el uso de un dato más accesible y de mayor calidad, la automatización de procesos para gestionar inmensos volúmenes de información en plazos muy reducidos, la inteligencia artificial aplicada al análisis de textos o la conectividad entre los intervinientes en un siniestro, para multiplicar la capacidad para detectar situaciones anómalas e investigarlas con gran velocidad», destaca el director de Siniestros de AXA.
Pero al mismo tiempo Arturo López-Linares alerta contra el nuevo fraude digital, que «no se limita al siniestro sino a todo el proceso asegurador, desde la misma elaboración de la póliza». Por ejemplo, suplantando la identidad de concesionarios para crear falsos seguros a los que endilgar siniestros de vehículos y poder cobrar indemnizaciones indebidas
El 56% del fraude es oportunista
Para que haya fraude debe existir «consciencia de estar defraudando». En ese sentido, el 56% del fraude es oportunista: el asegurado ha sufrido un siniestro real pero o exagera los daños o intenta introducir otros que nada tienen que ver con el suceso. La media de ese fraude es de 600€.
El 41% es premeditado y planificado, con un impacto de hasta 4.000€. Y el 3% restante corresponde a bandas especializadas. En estos casos los importes defraudados son mucho mayores, y la forma de combatirlo, más compleja.
El fraude, como el seguro, también se ha diversificado. Autos acaparaba el 70% del fraude detectado en 2012, ahora es el 54%. Entre otros motivos, por las reformas del Baremo. El 90% de los casos están relacionados con supuestos siniestros, frente al 6% que usa la coartada del robo.
En cambio, la contribución de Multirriesgos al fraude ha pasado del 7% al 13%, alimentado por el aumento de lo eventos climáticos severos. El 54% se basa en daños por ague que o no estaban cubiertos o fueron exagerados, frente a menos del 40% en 2016.
Los casos de fraude que simulan daños materiales siempre han sido los más numerosos, con un peso del 80%. En 2012 suponían el 30% del dinero pagado indebidamente. Y en 2022, el 50%.
Ceuta y, especialmente, Melilla (de menos del 2% en 2013 ha pasado al 18,4% en 2022) siempre figuran en el Top 3 de zonas de España con más fraude al seguro.
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