El peor libro jamás escrito y otros premios literarios raros

02/12/2011

Daniel D. Carpintero. El peor libro de todos los tiempos; la peor escena erótica del año; el título más raro de 2010: premios literarios extraños.

No sólo los libros que obtienen el beneplácito de los críticos (cada vez más dudoso, cada vez más marcado por taimados intereses comerciales) optan a ser premiados. Hay otros galardones. La revista estadounidense Publishers Weekly, por ejemplo, ha reconocido a Sonia Allison el mérito de haber escrito el peor libro de todos los tiempos. No es fácil. Traten de acertar un solo partido de fútbol en la quiniela. Se trata de Microwave for one. En español, Microondas para uno. O bien: Recetas de microondas para solitarios.

Existen otros premios sumamente prestigiosos a la mala literatura. El de mayor renombre internacional es quizá el que Literary Review concede al autor de la peor escena erótica del año. Celebridades de las letras como Philip Roth o Norman Mailer han conseguido este galardón. Este año el japonés Haruki Murakami es uno de los candidatos, por el fragmento siguiente de la novela 1Q84: “Sus pechos parecían virtualmente no recibir el influjo de la gravedad, los pezones dirigidos bellamente hacia arriba, como zarcillos de la vid que buscasen la luz del sol”. Stephen King, que es un habitual entre los que aspiran a esta clase de honores, figura entre los elegidos con unas líneas de la obra 11.22.63. Pero nuestro preferido es el texto de Ed King y David Guterson: “En la ducha, Ed se mantuvo de pie con las manos detrás de la cabeza, como alguien a quien acabasen de arrestar, mientras ella abusaba de él con una pastilla de jabón”. Interprétese como se quiera.

En 2010 el ganador fue Roman Somerville por un meritorio pasaje de su novela The Shape of Her. Se trata de un texto demasiado largo como para reproducirlo aquí, pero que incluye destellos de gran literatura semejantes al que sigue: “’Quiero chuparte’, dijo ella, descendiendo… Ella aflojó sus pantalones, bajó sus calzoncillos, y lo agarró con unos dedos lo bastante tiernos como para sostener un pequeño pájaro”. Nótese el logrado anticlímax de la última frase.

Otro interesante premio literario que no desprende esa peste a caducado de los galardones patrios es el Diagram Prize a la obra con el encabezamiento más raro. El título más extraño de 2010 es Managing the Dental Practice the Genghis Khan Way, que podría traducirse por Gestionando la práctica odontológica a la manera de Gengis Kan. Se trata de un tratado de historia sobre el conquistador mongol escrito por el ex dentista Michael R. Young. Entre los ganadores de los años precedentes destaca, a nuestro parecer, Highlights in the History of Concrete, que nos atrevemos a traducir por Hitos en la historia del cemento. Un aperitivo que incita irresistiblemente a la lectura del libro.

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