Esas caras clónicas con labios pronunciados, pómulos exagerados o sonrisas congeladas son el pasado, excepto que tu musa sea Carmen de Mairena.

El ácido hialurónico llegó hace décadas para solventar con naturalidad las señales de cumplir años sobre nuestra piel. Todo evoluciona y más la medicina estética por su alta demanda, pero hay unas premisas que nunca debemos olvidar. Si te inyectan ácido hialurónico para recuperar volúmenes perdidos, redinsificar la piel, remodelar o hidratar, pregunta siempre qué te inyectan. Busque, pregunte y compare, esa sería la premisa para someterse a una intervención.

La digitalización y el uso masivo de las redes sociales, ha supuesto un aumento considerable del uso de la medicina estética. Los filtros de los aparatos digitales presentan un resultado irreal, y eso ha supuesto un desencanto y un problema a los usuarios. Cierto que la medicina estética no puede llegar a reproducirlos por mucho que se busque en el centro médico la panacea, pero lo intentan, de ahí su ascenso.

El miedo al resultado o al dolor es la mayor barrera y frente al miedo hay que aportar conocimiento. Hay que exigir información, debemos conocer exactamente qué hará el médico en su intervención y hay que tener muy claro que cada piel y cada lugar de la cara son diferentes y por tanto, no deben ser inyectados de la misma forma. Una cara no es una cadena de montaje. Cada persona tiene una necesidad diferente. Igual para solucionarte las ojeras te infiltran en la sien porque es el lugar donde el ácido hace mejor su función. El especialista no sigue un mapa de puntos, no sigue ninguna plantilla y no se inyecta a todos igual. De ahí la importancia del conocimiento de la anatomía que tienen los médicos, que no las enfermeras, para saber dónde aplicar este polisacarido que rellena e hidrata. Los labios gruesos, los pómulos disparados o las cejas de susto son técnicas del pasado. El mundo de la belleza estética tiende a la belleza dinámica, que consiste en mejorar la apariencia pero no en transformarse en otra persona o paralizar la expresión.

El 80% del acido hialurónico que se comercializa en el mundo ha pasado por las manos de la francesa Valérie Taupin, una visionaria que se ha especializado en ácido hialurónico. Su empresa Teoxane, radicada en Suiza, está presente en 95 países. Topen, bioquímica de formación es una mujer que se vio hace veinte años en la calle cuando una multinacional compró la empresa a la que había dedicado todos sus conocimientos y prescindió de ella, que era el alma del negocio. No se vino abajo, hipotecó su casa, vendió su coche y montó Teoxane. Tiene oficinas en cuatro continentes y ocupa la tercera posición a nivel mundial en su sector, compitiendo con multinacionales que cotizan en la Bolsa de Nueva York.

En Valencia, Valerie adora España, tiene un centro puntero de formación para médicos. Anualmente pasan por sus instalaciones 5000 especialistas. Los médicos pueden conocer los productos que Teoxan desarrolla para cada área anatómica. Por ejemplo, son los únicos que tienen redensificador facial o un producto especifico para la ojera.

El empeño de Valérie Taupin es la investigación, el I+D. En ellos trabajan con un ácido hialurónico muy similar al que produce nuestro cuerpo y que con la edad disminuye.

Las cifras

En España se inyecta ácido hialurónico anualmente al 1,5% de la población.

De ellos los adictos a la belleza suponen un 7%. Los que siguen las tendencias el 30%. La gente joven usuaria de tik tok suponen un 31%  Los insatisfechos son 21%. Y las personas mayores un 12%.

De dónde se obtiene el ácido hialurónico

En un principio era de origen animal y se obtenía de las crestas de los gallos o del humor vitreo de los ojos de las vacas, de ahí se ha pasado a la fermentación bacteriana con bacterias generadas en el laboratorio.

No todos los ácidos hialurónicos son iguales. No es lo mismo el que se aplica en una zona móvil que otra inmóvil; los labios, las mejillas o las ojeras, no pueden recibir el mismo ácido. Quien vaya a someterse a un tratamiento, por favor, que busque que le inyecten un ácido hialurónico reticulado y conserven la etiqueta donde consta la trazabilidad del producto.