La IA no puede con las rosquillas de San Isidro

12/05/2023

diarioabierto.es.

Por San Isidro en Madrid se comen rosquillas y por mucho que lo intente la inteligencia artificial, IA, las rosquillas están fuera de su ámbito.

Cinco centenarias pastelerías, que juntas reúnen 780 años de dulce saber, se han juntado para proponer durante el fin de semana en el que se celebra al Santo castizo, un Madridulce. En su primera edición, reúne a cinco pastelerías emblemáticas; El Pozo, Casa Mira, El Riojano, La Mallorquina y La Duquesita. Los cinco templos gastronómicos son patrimonio de la ciudad y se unen para mostrar su historia de generaciones  y su aportación para mantener la pastelería tradicional de calidad en Madrid.

Cinco versiones especiales de Rosquillas de Madrid

Han creado cinco ediciones especiales de las rosquillas de San Isidro y además de las rosquillas tradicionales de Madrid, el 13, 14 y 15 de mayo ofrecerán una nueva versión.

Así, El Pozo invitará a disfrutar de rosquillas de Violeta; Casa Mira las rosquillas con cobertura de Turrón; El Riojano parte de la versión clásica y elaborará una rosquilla de Madroño;  La Mallorquina, una rosquilla de Frambuesa y La Duquesita sus rosquillas con pistacho y sal.

¿Qué es Madridulce?

Madridulce es una iniciativa impulsada por Balboa Comunicación que pretende subrayar el papel del dulce en la gastronomía actual. Con este objetivo Balboa impulsará diferentes iniciativas en las que reunirá a marcas y nombres de referencia para hablar de postres, pasteles y obradores. De gastronomía dulce.

Madridulce que se inicia con los centenarios, nace con la vocación de incorporar próximamente a referentes de la gastronomía actual, para unir la tradición e historia con las nuevas propuestas, la creatividad y la innovación.

Pasado, presente y futuro de la repostería madrileña

El Pozo

Fundada en 1830, es la pastelería más antigua de Madrid y sigue ofreciendo dulces tradicionales que se elaboran cada día en su obrador, entre los que destacan su reconocido hojaldre o el roscón de Reyes, disponible durante todo el año.

Desde hace tres generaciones, la familia Leal dirige la antigua pastelería de El Pozo, una marca imprescindible para Madrid que, a punto de cumplir 200 años, ha respetado la esencia de sus inicios, con su mobiliario original, el mostrador de mármol y madera, la singular máquina registradora o la balanza clásica de dos platos.

Casa Mira

Abrió sus puertas en 1842. El fundador de la marca, Luis Mira comenzó viajando con sus turrones desde Jijona a Madrid y pocos años después abrió la primera tienda en la Plaza Mayor que en 1855 trasladaría a la Carrera de San Jerónimo, donde ofrece desde entonces sus turrones.

Casa Mira alcanza las seis generaciones familiares y se considera la primera tienda de turrones en Madrid de fabricación artesanal e ingredientes tradicionales, entre los que destacan el turrón de almendra y el de Jijona. Sin desestimar los mazapanes, nueces, fruta confitada, polvorones o el marrón glacé.

El Riojano

Dámaso Maza era pastelero de la reina María Cristina de Borbón cuando, en 1855, fundó El Riojano. Sin descendencia, fueron sus maestros pasteleros los que dieron continuidad al obrador.

Durante más de 150 años por la pastelería de la calle Mayor han pasado personalidades de la sociedad madrileña, familias y apasionados del dulce buscando su “pasta del Consejo”, creada para Alfonso XIII.

En el espacio centenario se conservan las piezas más características de sus orígenes con sus vitrinas, mostradores y elementos en mármol, bronce y caoba del XIX.

La Mallorquina

Fundada en 1894, La Mallorquina es una pastelería familiar que se asocia directamente a la Puerta del Sol, de Madrid, donde recibe a los madrileños con sus pasteles más tradicionales y con una amplia carta de postres, tartas y chocolates, que ha evolucionado para sumar nuevas referencias dulces.

La Mallorquina se asocia a napolitanas de crema o chocolate, trufas, tarta de fresa, la bamba de nata, las pastas de té o los bartolillos.

 La Duquesita

La Duquesita comenzó en 1914 y durante su trayectoria, vinculada a la familia Santamaría, se consolidó como una de las pastelerías emblemáticas de Madrid.

En 2015, tras cumplir cien años, cerraba por primera vez sus puertas pero meses después volvía a reabrir de la mano de Oriol Balaguer.

En la nueva etapa, la pastelería ha conservado los elementos originales – espejos, vitrinas y mostradores- y paralelamente evolucionó su propuesta para ofrecer nuevas referencias de hojaldre, pasteles, chocolates, trufas y bombones.

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