El encanto de la nada

20/05/2023

Miguel Ángel Valero. Nathan Devers vincula en "Los vínculos artificiales", el metaverso con el hecho de que ""un hombre siempre es prisionero de la ilusiones de su infancia".

«Los vínculos artificiales», (AdN, 264 páginas, traducción de Elisa Maqueda) es la segunda novela de Nathan Devers, profesor de Filosofía y autor de varios en sayos (‘Généalogie de la religion’, de 2019, y ‘Espace fuimeu’, de 2021). Su primera novela (no publicada en castellano), ‘Ciel et terre’, de 2020, fue premio Edmée de la Rochefoucauld. Ésta logró el premio Choix Goncourt d l’Orient en 2022.

Presentada como «la primera gran sátira sobre el metaverso», es una novela provocadora y anticipatoria, en la que los límites entre la realidad física y la virtual se difuminan. Está dedicada a Heidegger y a Gainsbourg, y «a las almas entreabiertas al encanto de la nada».

El protagonista, Julien Libérat, es un fracasado, su carrera como pianista toca fondo, su pareja le ha dejado, su trabajo en el Instituto de Música a domicilio (‘el Uber de la música’) le parece horrible, y ha tenido que mudarse a las afueras. Conoce el Antimundo, creado por un millonario tecnófilo y ególatra, Adrien Stener, y que se basa en la cita de Leibniz en ‘Ensayos de Teodicea’: «Hay una infinidad de mundos posibles». En ese metaverso se produce el milagro, Vangel, avatar de Julien, conoce el éxito con sus poemas, además de hacerse rico.

«Su cerebro es un llavero USB que enchufa a un ordenador», «él mismo se había metido dentro del ordenador», para acceder al Antimundo, «el único videojuego que preferirás a la vida», «el primer metaverso a escala real», donde «tu antiyo podrá tenerlo todo, conseguirá hacer realidad todas las fantasías que el mundo no te permite conseguir».

El objetivo es «llegar hasta el final del impulso realista», «clonar todo lo que existía», «calcar virtualmente el mundo sin tener que volver a dibujarlo», «terminar con el imperio de la realidad». «A aquel mundo contenido en el ordenador solo le faltaba una cosa: existir», se subraya, porque «nada consume más tiempo, más energía, más pasión, que tener una segunda vida».

Llama la atención cómo Devers liga el metaverso al Apocalipsis de Juan y a «La ciudad de Dios», de Agustín de Hipona. En Heavem, la empresa de Adrien Sterner, se basan en que «en el cielo nadie discute la voluntad de Dios» y en que «había que estar seguro de ganar antes de comprometerse».

Y obtener la máxima rentabilidad posible a esa «sed profunda y metafísica de meterse en la piel de otro y vivir de un modo distinto». En el Antimundo se especula con el cleargold, «ejemplo perfecto de los milagros de la criptomoneda», y con los bienes virtuales.

Porque Sterner «dirigía una empresa que no servía para nada, que no producía nada, y que impulsaba esa nada», «¡la llama de la nada!, ¡el donde de ahogarte en mundos que existen sin existir!»), además de proclamar que «no hacer nada es un arte», y que «la verdad y la mentira se habían tornado valores indistintos»

Para descubrir que «el éxito es un fracaso fallido » (cita de Serge Gainsbourg) y que «un hombre siempre es prisionero de la ilusiones de su infancia». Y preguntarse «¿qué queda del cielo cuando cerramos los ojos?».

 

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.