Gestión, paro y orgía de gasto

24/05/2023

José María Triper.

Digan lo que digan Christine Lagarde y los informes del Banco Central Europeo (BCE) las nubes negras que amenazan la economía europea en general y la española en particular ni han desparecido y ni siquiera están en fase extinción. A pesar de la revisión al alza del crecimiento para el año en curso, pasando del 0,3% al 08% y de su optimismo exagerado sobre la evolución de la inflación – en abril repuntó hasta el 7% en la Eurozona- cada vez son más, y más destacados, los analistas que apuntan la posibilidad de una recesión a medio plazo, afectando especialmente a los países más expuestos por sus elevados índices de déficit, deuda y desempleo como España.

Y se apoyan para ello en la evolución de los llamados agregados monetarios, especialmente el M1 y el M3 que indican una caída de la oferta monetaria en la región consecuencia del incremento de los tipos de interés y las devoluciones de liquidez de los bancos al BCE.

Y mientras esto ocurre en Europa, aquí en España, Pedro Sánchez presume de gestión, confundiendo la gestión con la orgía de gasto y la dilapidación del dinero público para comprar votos en el país más endeudado y con más paro de la Unión ofreciendo ocio y promesas de vivienda en lugar de riqueza y puestos de trabajo. Son datos que el gobierno y el PSOE ocultan en campaña como también ocultan que las decisiones de política económica de la sociedad Sánchez&Calviño, con la inestimable colaboración de Yolanda Díaz, tienen una claro impacto negativo en la creación de empleo, tal y como reconoce el propio Ministerio de Economía en el programa de estabilidad 2023-2026 enviado a Bruselas que retrasa hasta 2026, un año más, la caída de la tasa de paro al 10%.

De hecho, la secuencia de previsiones de paro del Gobierno estiman en 12,2% la tasa de paro de este año, que descendería al 10,9% en 2024 y al 10,3% en 2025. Y eso admitiendo como animal de compañía las cifras adulteradas del Ministerio de Trabajo que maquillan la realidad de un mercado laboral con casi 4 millones de parados reales

-3.966.834 para ser exactos-, casi un millón más de los que reconocen las cifras maquilladas del Ministerio de Trabajo, donde se está troceando el empleo y creando una situación donde tener un contrato indefinido no implica tener un salario que permita llegar a fin de mes, además de tener más de un millón de hogares en los que todos sus miembros están en desempleo.

Y son estas políticas económicas basadas en una fiscalidad abusiva y asfixiante, derroche de gasto, dilapidación del dinero público, ataques a los empresarios y falta de seguridad jurídica las que, por ejemplo, han reducido el número total de contratos registrados en  abril a 1.157.316, lo que supone una bajada de 292.777 (-20,19%) sobre el mismo mes del año 2022, al tiempo que la contratación acumulada en los cuatro primeros meses de 2023 ha alcanzado una cifra de 4.757.962,  que son 1.404.361 contratos menos (-22,79%) que en igual periodo del año anterior.

Compra de votos que disfraza de políticas sociales para las que ha vuelto a humillarse y a implorar, esta vez en sede parlamentaria, el apoyo de los filoterroristas y herederos de ETA. El mismo EH Bildu, con los que, ante el daño electoral que se le avecina, todo apunta ha negociado para que accedieran a anunciar que los siete asesinos que incluyen en sus listas electorales no asumirán su cargo en caso de resultar elegidos, aunque si lo hará el resto de los 37 condenados por pertenencia a la banda terrorista. Que tan asesino es el que mata como el colaborador necesario para el crimen.

«La paradoja es que no hay Gobierno de progreso en el Estado español si los que nos queremos marchar de España no lo sostenemos. Sin independentistas no hay Gobierno del PSOE y Podemos». Son palabras del coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegui, también condenado por terrorismo. El mismo que alardeo de cambiar con Sánchez presos por presupuestos.

Y eso lo sabe Sánchez y lo saben también García-Page, Lambán, Fernández Vara o Ximo Puig que, por mucho que digan ahora en la campaña, se entregarán sin ningún tipo de escrúpulos a ese apoyo y a esos pactos.  Porque la línea roja de no pactar con los asesinos y sus herederos no sólo la ha traspasado Sánchez, sino todo el partido y sus barones que, por acción u omisión, son cómplices de la indecencia, el desprecio a las víctimas del terrorismo y de la degradación moral que su jefe y su gobierno han traído a la política española olvidando que demarcarse de Bildu y ERC exige algo más que declaraciones en la prensa y en los mítines

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