La Habana, primavera de 1971: El poeta Heberto Padilla acaba de ser puesto en libertad y comparece ante el gremio de escritores cubanos donde entona una «sentida autocrítica», se declara agente contrarrevolucionario y acusa de complicidad a muchos de sus colegas ahí presentes, entre ellos, su esposa, en medio de una puesta en escena que hace inverosímil esa confesión.

Un mes antes, su arresto bajo la acusación de atentar contra la seguridad del Estado cubano, movilizó a la vanguardia intelectual del mundo entero, quienes dirigieron una carta a Fidel Castro exigiendo la libertad del poeta, cuyo único pecado fue disentir a través de su obra poética.

El supuesto mea culpa del escritor, cuya grabación se muestra por primera vez al público, marca la línea narrativa de un documental en la que aparecen testimonios de Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Jean-Paul Sartre, Jorge Edwards y Fidel Castro, entre otros.

El origen del conflicto fue el premio que le otorgó el Sindicato de Escritores Cubanos por su libro «Fuera de juego», en el que el castrismo quiso ver una actitud demasiado crítica sobre la revolución. El poeta fue encarcelado, el mundo literario se movilizó, y cayeron muchos tópicos e idealizaciones sobre la Revolución, que degeneró en una dictadura.

Pero antes en 1968, Padilla escribió «En mi jardín pastan los héroes», novela que fue secuestrada por orden de Fidel Castro, y solamente tras lograr sacarla de Cuba se publicó en España diez años después. En 1971 publicó «Provocaciones».

Posteriormente, fue autorizado por Fidel Castro a abandonar Cuba y emigrar a Estados Unidos. Allí publica «El hombre junto al mar». En 1989 presentó en Madrid «La mala memoria»,. y ese mismo año escribió una novela policiaca: «Prohibido el gato».

Nacido en Pinar del Río, al oeste de Cuba, en 1932, Padilla inició su producción literaria con la publicación del libro «Las rosas audaces», en 1942. En 1962, El justo tiempo humano».

A finales de septiembre de 2000 murió en Auburn (Alabama, EEUU). Sus alumnos de Literatura Iberoamericana en la Auburn State University lo echaron en falta y lo encontraron muerto en su apartamento, donde había sufrido un ataque al corazón. Fue enterrado en Miami con 68 años.

‘El caso Padilla’, Premio Platino al Mejor Documental, está dirigido por Pavel Giraud, cubano por supuesto, con música de Pablo Cervantes. Se hace corto, son 78 minutos, pese a la densidad de su contenido, el retrato de un mito que se desmorona y que ayuda a entender la situación actual y el oscuro futuro que le espera a Cuba.

Es también un perturbador retrato del miedo, de la autocensura, de un régimen capaz de inmolar cualquier voz crítica a la voz de «fuera de la Revolución, nada». Una demostración de que todas las revoluciones devoran a sus hijos.

Ya escribía Max Aub en «La calle de Valverde»: «Las revoluciones las hacen los pueblos. Y para que tengan éxito es necesario que coincidan, en el tiempo, con unos dirigentes que sepan aprovechar su empuje. Eso se ha dado muy pocas veces en la historia».

Y Pío Baroja en «La lucha por la Vida. Aurora roja»: «Todas las revoluciones son filosóficas. Primeramente cambian las ideas, luego se modifican las costumbres y, por último, vienen las leyes a inmovilizarlas».

Claro que «La Historia nos enseña que un revolucionario competente no es siempre un gobernante capaz», como muestra Jerome Ch’en en «Mao y la Revolución china».

Un último apunte para la reflexión: «Toda revolución la inician los idealistas y la termina un tirano», escribe Louis Latzarus en «La Politique».

Por eso son tan importantes trabajos como este documental, que llega a los cines gracias a A Contracorriente Films. Porque no hay que callar ante las injusticias, ante los abusos del poder. Y mucho menos ocultarlos.