El BCE celebra su 25 aniversario sin lograr domar la inflación y a las puertas de una recesión

01/06/2023

Miguel Ángel Valero. "Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis", decía Jean Monet, uno de los 'padres' de la UE.

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, junto a sus antecesores Mario Draghi y Jean-Claude Trichet, celebra el 25 aniversario de la institución. (Fotografía del BCE)

El Banco Central Europeo (BCE) celebra el 1 de junio su cumpleaños número 25, con opiniones para todos los gustos. Silvia Dall’Angelo, Economista Senior de Federated Hermes, considera que «el BCE se enfrenta a uno de los retos más espinosos de su historia, está inmerso en una agresiva lucha contra la elevada inflación, al tiempo que trata de mantener la estabilidad financiera».

«Tras haber malinterpretado las tendencias inflacionistas que siguieron a la pandemia, el BCE se enfrenta ahora a una inflación que triplica con creces su objetivo del 2%. Peor aún, el fantasma de los efectos de segunda ronda sigue acechando al BCE, ya que la inflación salarial y las expectativas de inflación basadas en encuestas para hogares y empresas son ahora coherentes con una inflación de los precios al consumo que se asienta por encima del objetivo. La inflación salarial ha superado recientemente el 5% y sigue tendiendo al alza. Esto, unido al lento crecimiento de la productividad, implica un crecimiento excesivo de los costes laborales unitarios», explica.

«Aunque el BCE sigue sin cumplir su mandato de estabilidad de precios, su lucha contra la elevada inflación está poniendo en peligro la estabilidad del sistema financiero. El actual ciclo de endurecimiento ha sido el más rápido de la historia del BCE, con una subida de tipos de 375 puntos básicos en menos de un año (desde julio de 2022). El riesgo de accidentes en los mercados financieros -que tienen el potencial de convertirse en sistémicos- ha aumentado sustancialmente, ya que las condiciones financieras han pasado rápidamente de ultra-acomodativas a restrictivas. El carácter único de la política monetaria del BCE también es problemático, ya que las condiciones monetarias son ahora desproporcionadamente restrictivas para los países más débiles y endeudados de la zona del euro. En general, como la política monetaria funciona con retardos largos y variables, existe ahora un riesgo real de que el BCE se exceda», añade.

«Es mucho lo que está en juego. El BCE sigue siendo probablemente la institución europea más reputada y eficaz, y su capacidad para superar los retos actuales determinará si seguirá siendo así en el futuro», reconoce la experta de Federated Hermes.

El BCE ya ha pasado por momentos críticos en el pasado, sobre todo durante la crisis de la deuda soberana europea de 2011 y 2012. «Entonces, tras algunos errores de cálculo, el BCE estuvo a la altura de las circunstancias y se comprometió a hacer todo lo necesario para evitar los riesgos de redenominación y fragmentación. En última instancia, esto garantizó la supervivencia y la estabilidad de la moneda única. Sin embargo, la inflación no era un problema en aquel momento, lo que permitió al BCE centrarse por completo en las cuestiones de estabilidad financiera y le dio un margen de maniobra adicional», recuerda Silvia Dall’Angelo.

En todo caso, hasta 2021, el BCE estuvo más preocupado por no alcanzar su objetivo de inflación; por ejemplo, entre mayo de 1998 y mediados de 2021, la inflación IPCA se situó en una media del 1,6% y sólo superó el 4% en una ocasión (julio de 2008).

Más allá de estos retos inmediatos, el BCE se enfrenta a problemas estructurales, según Silvia Dall’Angelo:

  • La rigidez institucional, aunque algo habitual en los bancos centrales en general, ha entrado en conflicto con la necesidad de flexibilidad para adaptarse al lento y a veces accidentado proceso de integración europea. La flexibilidad también es necesaria para adaptarse a un entorno exterior que cambia rápidamente, sobre todo en lo que respecta a un contexto geopolítico más fragmentado y tenso.
  • También podría necesitarse más flexibilidad con respecto al marco de inflación del BCE. Aunque actualmente no es un buen momento para revisar el objetivo de inflación, con el tiempo podría ser necesario reconsiderar el equilibrio entre crecimiento e inflación, ya que el lado de la oferta de la economía se ha mostrado obstinadamente débil.
  • La complejidad del Consejo de Gobierno, que engloba muchas voces, ha dado lugar a una riqueza de puntos de vista, pero también a luchas intestinas, lo que dificulta la toma de decisiones rápidas y a veces impide una comunicación eficaz.
  • El BCE se ha visto perseguido por políticas poco convencionales. Aunque las circunstancias extraordinarias las exigían, el BCE se ha convertido en ocasiones en rehén de la política.
  • El BCE no sólo necesitaba un respaldo político implícito para aplicar políticas no convencionales, sino que además atraía un escrutinio político adicional.
  • El BCE está decidido a incluir el cambio climático como un riesgo para la estabilidad financiera dentro de su marco. Aunque recientemente ha dado algunos pasos en este sentido, el alcance de su compromiso y las herramientas necesarias para aplicarlo siguen siendo en gran medida confusos.

Los retos del BCE reflejan los retos del proyecto europeo en general. El BCE se ha visto sobrecargado desde la crisis financiera mundial, ya que «ninguna otra institución verdaderamente europea podría haber abordado eficazmente los problemas sistémicos europeos, asegurado los mecanismos de respaldo adecuados y garantizado la moneda única», subraya la Economista Senior de Federated Hermes.

«En última instancia, es necesario completar el marco institucional europeo para permitir la sostenibilidad de la moneda única y del proyecto europeo en general. El enfoque único de la política monetaria debe equilibrarse con una política fiscal coordinada dentro de un marco supranacional. Debería completarse la unión bancaria y la unión de los mercados de capitales, y finalmente debería introducirse un activo paneuropeo libre de riesgo. Tras la crisis de la deuda soberana se han logrado algunos avances -en particular, se han puesto en marcha algunos mecanismos de gestión de crisis-, pero aún queda trabajo por hacer y se necesita más inversión política”, concluye esta experta.

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Alessandro Tentori, CIO de AXA IM en Italia y miembro del ECB
Bond Market Contact Group (BMCG), habla de «grandes éxitos y errores de su política
monetaria» en estos 25 años.

“Estar a cargo de la política monetaria en una zona monetaria como la UE no es en absoluto una tarea fácil. La Reserva Federal ejecuta su estrategia política frente a un soberano fiscal, lo que no es exactamente el caso en la Eurozona, donde cada Estado miembro tiene soberanía fiscal, pero la zona en su conjunto no. Para hacer frente a
este nivel de complejidad se requiere una institución sólida, reputada y comprometida como el BCE», subraya.

«La flexibilidad es también una valiosa característica del BCE, que ha permitido al Consejo de Gobierno introducir instrumentos no convencionales en función de las
necesidades macroeconómicas, protegiendo así a la zona del euro y a su moneda única de los riesgos de deflación y desagregación. El BCE se ha enfrentado a varios escollos durante el último cuarto de siglo, pero la institución ha sido lo suficientemente flexible como para invertir rápidamente el rumbo cuando ha sido necesario. Por ejemplo, el BCE recortó los tipos más de 300 puntos básicos en cuestión de 8 meses tras la quiebra de Lehman Brother. En cambio, alcanzar el objetivo de inflación ha resultado más difícil: la inflación IPCA se situó en una media del 1,2% durante la presidencia del Sr. Draghi, mientras que la media durante el mandato de la Sra. Lagarde se sitúa en la friolera del 4%”, añade.

“Es posible que hayamos entrado en un nuevo régimen, en el que la inflación no sólo es más alta durante más tiempo, sino también mucho más rígida que en el pasado. Por lo tanto, el habitual conjunto de herramientas macroeconómicas orientadas a la demanda podría no ser necesariamente una guía adecuada para los banqueros centrales. Es posible que en este nuevo régimen los responsables políticos no se enfrenten a una disyuntiva bien definida entre desempleo e inflación. Por lo tanto, no está claro que una recesión sea condición suficiente para enfriar la inflación. En cualquier caso, el jurado sigue deliberando sobre la hipótesis de un cambio de
régimen», apunta.

LFDE:

Clément Inbona, gestor de fondos de La Financière de l’Echiquier (LFDE), cita el “Whatever it cakes!” (literalmente, «¡Lo que sea que se apelmace!»). «Éste fue el juego de palabras que Christine Lagarde escogió para celebrar el 25º aniversario del Banco Central Europeo, rodeada de sus predecesores Mario Draghi y Jean-Claude Trichet. ¡Cuánto camino ha recorrido en un cuarto de siglo la institución con sede en Fráncfort!», recuerda.

«La entidad se ha construido a base de crisis: la burbuja de internet, la crisis geopolítica tras los atentados del 11-S, la crisis financiera de 2008, el riesgo de fragmentación de 2011 o la crisis del COVID. Actualmente, el BCE cuenta con un amplio reconocimiento, dado que casi el 80 % de los ciudadanos apoyan el euro, mientras que en el apogeo de la crisis de deuda pública este porcentaje no llegaba al 60 %. En su fase de madurez, la institución de Fráncfort supo capear la crisis del COVID y posteriormente la marea inflacionista con una caja de herramientas de nuevo cuño y una solidaridad reforzada. Con la entrada de Croacia en la zona del euro a comienzos de 2023, actualmente ya son 20 países los que comparten la moneda común», señala.

El BCE se adentra en este periodo mientras lleva a cabo el endurecimiento monetario más acusado de su historia para poner coto a la ola inflacionista, en un momento en el que el crecimiento económico de la región es precario.

A más largo plazo, deberá afrontar el desafío de la crisis climática, pero como decía Jean Monnet, uno de los padres de Europa: «Los hombres sólo aceptan el cambio resignados por la necesidad y sólo ven la necesidad durante las crisis«.

Este experto ve un «buen número de retos y oportunidades para que el BCE se refuerce, asiente su legitimidad y consolide su independencia».

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