Pedro Sánchez tiene la habilidad, en momentos de desesperación, de hacer jugadas suicidas que además le acostumbran a salir bien. Tras el batacazo electoral (pese a las encuestas del CIS) busca su salvación en que una vez más le suene la flauta y le de un vuelco a la situación. Los motivos partidistas para tomar esta decisión ya están más que explicados, de lo que no se ha hablado tanto son de los efectos colaterales que tiene esta convocatoria para el común de los mortales.
La fecha no sólo complica la vida a los partidos (que para esto cobran) si no que tiene una víctima colateral que son los españoles. Esto a los políticos les importa poco, aunque después se quejen de la elevada abstención sin hacerse responsables de este desinterés de los ciudadanos por lo común.
El 23 de julio, la fecha elegida, cae en medio del puente de san Jaime en muchas comunidades de España, con lo que es una tentación para los que no pueden hacer vacaciones en estas fechas paliarlo con una escapadita, aunque sólo sea para que los rodríguez visiten a la familia en su segunda residencia. Por otra parte serán muchos los que se planteaban agotar sus vacaciones tras este puente o iniciarlas el día 22. Es habitual en muchos ciudadanos jugar por las fechas para alargar al máximo sus jornadas de ocio, máxime si es el periodo soñado durante todo el año.
El ciudadano de a pie, además, está condicionado por la lotería de las mesas electorales. Las excusas para evitarlas son muy reducidas. Esta espada de Damocles condiciona a muchos a la hora de planificar el verano y es un nuevo factor no previsto para el encaje de bolillos que muchas familias con hijos tienen que hacer durante las largas vacaciones de los escolares. Y no digamos las incertidumbres que provoca en el sector turístico.
Parece claro que las peticiones para votar por correo se multiplicarán y en este caso no serán precisamente por presuntos fraudes, pero ello implica, aparte de las gestiones que se tienen que realizar, el hecho de tener que votar a ciegas desconociendo las propuestas que unos y otros ofrecen durante la campaña (aunque son previsibles, resucitar a ETA, acabar con el sanchismo… unos mientras los otros utilizarán el miedo a “que viene la derecha” y volverán a prometer por enésima vez derogar la ley mordaza u otras promesas incumplidas.
Y si tenemos en cuenta que la demoscopia habla que un porcentaje significativo de personas decide el voto en el último momento (los llamados indecisos) ello desvirtúa no poco el resultado. En una primera lectura se trata de votar derecha o izquierda, pero los matices entre los dos bloques son importantes, No es lo mismo el PP que VOX, ni tampoco el PSOE que Sumar. Además unos y otros necesitarán para configurar propuestas de gobierno – sobretodo los socialista- que sus actuales socios de investidura no se hundan y les aporten el número de diputados suficientes para mantenerse en el poder.
De buen seguro será una campaña cara de perro, el problema es que pese al esfuerzo de los políticos para llegar a su electorado está por ver si alguien los escucha, porque posiblemente muchos de los posibles votantes tienen estos días unos intereses más prioritarios que escuchar los mensajes de los políticos.
Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.