La gran mentira

22/11/2010

Miguel Larrañaga. 22-11-2010

Todo es una gran mentira, pero no una de las normales, sino de las muy grandes. El paquete de ayuda a Irlanda está preparado, el gobierno irlandés ya lo ha pedido oficialmente, el FMI entra en el rescate y ¡¡la Bolsa se va para abajo!! ¿Me lo explican?

Pues me he puesto a ver posibles explicaciones y hay una que me gusta especialmente, así que la voy a compartir con todos ustedes. La especie que corre hoy como la pólvora por los mercados es que lo de Irlanda no es nada comparado con lo que se avecina en España. No diré yo que no puedan llevar razón. No hemos arreglado el problema de las cajas y el Gobierno tiene escasa credibilidad exterior en lo que al cumplimiento del objetivo de reducción del déficit se refiere, así que somos un blanco fácil-

Ahora bien, ¿de quién somos un blanco fácil? Ya se lo adelanto, volveremos a oír maldades acerca de los especuladores, que son el culpable oficial de todos los revolcones del Ibex, pero demos un paso más. ¿Y si suponemos que somos un blanco fácil de la industria exportadora europea?

Vayamos por partes. La industria exportadora europea necesita un euro menos fuerte y la debilidad del dólar, causada diligentemente por el jefe de la Fed como solución a los problemas estadounidenses, es lo peor que le puede pasar a industrias que fabrican en euros y venden en dólares.

Como del pasado hay que aprender algo, recordemos la crisis griega. El euro llegó a 1,19 dólares y cuando estalla la irlandesa había vuelto a 1,44. ¿Casualidad? Insisto en que no creo en las casualidades. Pero el problema es que la crisis irlandesa se ha resuelto y el euro solo ha retrocedido hasta los 1,34 dólares. Poca cosa, sin duda, para quien quiere el euro a 1,25.

Como es obvio que Portugal tampoco tendría entidad para provocar una corrección mucho más severa en el euro, tanto por el tamaño de su economía como por el hecho de que los mercados sí tienen descontado que Portugal acudirá más pronto que tarde al fondo de rescate, sólo hay que saltar un escalón, y ése corresponde a España.

Un gobierno débil, una oposición cerril, una credibilidad exterior escasa, una economía dubitativa y las cajas de ahorros que siguen sin terminar sus procesos de saneamiento para desesperación del Banco de España. Señores, se lo hemos puesto a huevo a quienes quieren un euro más débil. Somos la víctima propiciatoria que más a mano tienen y sin necesidad de buscar mucho.

Es una simple teoría, pero seamos un poco más malos. ¿Quién ha salido a celebrar el fin de la crisis irlandesa y a asegurar que los cimientos europeos son sólidos? Van Rompuy y Durao Barroso, que tienen una credibilidad bastante parecida a la de Zapatero en los mercados. No he escuchado una sola insinuación por parte de un peso pesado (y me refiero en directo a Ángela Merkel) hablando de la solidez de la UE y que la resolución de la crisis irlandesa en tiempo récord da muestras de ello.

Si son Van Rompuy y Durao los que tienen que tranquilizar a los mercados, apañados vamos. Sólo nos queda cruzar los dedos para que nuestro genial presidente no haga una declaración de las suyas y termine de acercarnos al precipicio. Sigo apostando a que Merkel permanecerá callada. Sólo hablará cuando arrecie la tormenta y si ésta llega a salpicar mucho más a Italia, que ya empieza a verse involucrada en el asunto.

Con este estado de cosas, se cumple la lógica. El Ibex resultó vapuleado, mientras el Dax alemán apenas volvió a recibir una caricia. Una caída del 2,68% para el índice español, que frenó a esas alturas porque está la barrera de los 10.000 puntos de por medio, mientras el alemán bajó un modesto 0,31%. Entre medias, el CAC francés se dejó un 1,01% y el Footsie londinense un 0,91%. Nuestro compañero de fatigas en este momento es el Mibtel italiano, con una severa caída del 1,93%. Si mi teoría es buena, puede que este compañero de viaje sea al final nuestra salvación.

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