Terratenientes y maltratadores

14/06/2023

Luis Díez.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reunió el martes 13 de junio a sus cabezas de lista al Congreso por las 50 provincias y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla en el incomparable marco del Palacio Real de Aranjuez (Madrid) y les dijo que van a ganar las elecciones del 23 de julio “porque España desea cambio y vosotros sois esa candidatura del cambio”. La convicción en el triunfo le llevó a prescindir de argumentos. Es lo que se llama “eficiencia”: más beneficio con menos esfuerzo. Le bastó con vituperar al contrario, en este caso, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el socialista que ha fortalecido el Estado del Bienestar y desarrollado los derechos sociales e individuales, creando empleo e impulsando la economía a pesar de la pandemia y de la guerra de Putin contra Ucrania. Es lo que peor lleva la derecha evasora y privatizadora.

En el mismo municipio al que ilustre Manuel Fraga Iribarne acudía a cazar mientras las costas de la Galicia que presidía hace treinta años se embadurnaban de chapapote, su sucesor, el gran derogator Feijóo afirmaba que sus listas se confeccionaron con “las manos libres, sin cuotas, sin presiones, sin ruidos”. Y aseguraba no haber dedicado ni un minuto a “cábalas, puzles o cambalaches para contentar a unos u a otros”. En contraste, “las listas del sanchismo y sus socios hablan de un fracaso masivo de los partidos del Gobierno”. Eso dijo. Aunque ya es sabido que los partidos de derechas son presidencialistas y no necesitan debate, no está de más recordar que cada cual arma su lista con los leales. En el PSOE hay un comité de listas, hay debate, empujones y, desde luego, cuotas. Finalmente el Comité Federal, máximo órgano entre congresos, decide quién encabeza la lista y quién queda en segundo plano.

Para el presidente del PP, el hecho de que el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno haya contrariado algún deseo personal de algún barón autonómico al aprobar las listas al Congreso y al Senado,  es, sin duda, “la gran traca final del sanchismo”. No es, en cambio, traca final alguna del “feijismo” su designación de los principales colaboradores galegos como Miguel Ángel Tellado Filgueira (vicesecretario de organización del PP desde abril de 2002) o Francisco José Conde López (vicepresidente de la Xunta y consejero de Economía) para encabezar las listas de Ourense y Lugo, respectivamente. Para el gran derogator es un escándalo que el líder del PSOE lleve algunas personas de confianza (ministros y altos cargos) encabezando las listas, pero no lo es que él ponga a sus fieles y leales servidores en las suyas.

La falta de argumentos conduce a esas chorradas. Hasta ahora sabíamos que el lema es la síntesis del discurso. Ahora sabemos que cuando se tiene poco o nada que aportar (y mucho que callar) el lema se convierte en el discurso en toda su extensión. ¿Sería mucho pedir al líder del PP que aclarase, por ejemplo, cuál va a ser el sueldo de su cabeza de lista por Sevilla, Juan Bravo Baena? El consejero de Hacienda de la Junta de Andalucía y vicesecretario de Economía del PP percibía 127.363 euros al año, según su declaración de la renta. Es una retribución derivada del sueldo de 68.150 euros como consejero, más un complemento de 50.213 que la propia Junta le pagaba porque una disposición presupuestaria de hace 25 años estableció que los altos cargos debían de recibir una retribución no inferior a la que percibieran en el sector privado. Y Bravo, que además fue senador, cobraba un gran salario como directivo de la Agencia Tributaria.

Con todo, la máxima expresión representativa de los intereses del PP la encarna el terrateniente Pedro Gallardo Barrena, presidente de la patronal agraria Asaja en Cádiz, vicepresidente de dicha organización a nivel nacional, consejero de Efriasa SA y socio y amigo de los Bohorquez, Domeq y Guerrero de Soto. Al ayudante de Feijóo como coordinador general del partido, Elías Bendodo Benasayag, no le costó mucho esfuerzo convencerlo para que encabezase la lista por Cádiz en sustitución de María José García Pelayo, nueva alcaldesa de Jerez, ya que el triunfo le catapultará al sillón de ministro de Agricultura. Este Gallardo será, pues, según las decisiones ocultas del mando, digno sucesor del también ilustra gaditano Miguel Arias Cañete.

Aunque el gran derogator dijera en Aranjuez –el casino de apuestas del Real Sitio es parte del negocio de sus valedores en Galicia– que las listas del PSOE son “la traca final del sanchismo”, lo cierto es que la traca se celebraba en Valencia, donde el candidato a la presidencia autonómica, Carlos Mazón, se reunía por sorpresa con los jefes de la ultraderecha, Vox, y suscribían un pacto para gobernar en coalición. El triunfo de los mensajes del odio, la xenofobia, el racismo, el machismo y el fascismo quedaba rubricado por el tránsfuga del PP a Vox Ignacio Gil Lázaro y por el condenado por agredir a su excónyuge, Carlos Flores. Para evitar el desgaste de Mazón, el maltratador Flores dijo que no quería ser vicepresidente de la Generalitat y que encabezaría la lista vóxida al Congreso. Impresionante.

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