El análisis «La dependencia energética de la Unión Europea y de España«, elaborado por Irina Balteanu y Francesca Viani, del departamento de Economía Internacional y Área del Euro del Banco de España, destacan que en las últimas dos décadas, las importaciones de energía de la Unión Europea (UE) provenientes de terceros países han aumentado notablemente. Así, mientras que en 1995 la UE importó de fuera
del área productos energéticos valorados en un 1% del PIB (82.000 millones$), en 2019 estas compras externas de energía ascendieron al 2,5% del PIB (395.000 millones$).
Un incremento similar se produjo en las importaciones energéticas de España, que pasaron de representar el 1,3% del PIB en 1995 al 3% en 20193
Este aumento en las importaciones de energía ha redundado en un incremento de la dependencia energética externa europea y española, de forma que, en 2019, la cuota de energía importada de fuera de la UE sobre el total de energía consumida alcanzaba el 60% para el conjunto de la UE y el 70% para España, 8 puntos porcentuales (pp) y 2 pp por encima de las registradas en 1995, respectivamente.
No obstante, esta dependencia externa agregada esconde una cierta heterogeneidad por productos. En particular, la cuota es relativamente reducida en el caso de los combustibles fósiles sólidos para el conjunto de la UE (alrededor del 43%), pero es muy elevada en el caso del petróleo y derivados y del gas natural (supera el 90%), tanto para España como para el conjunto de la UE.
Dada la importancia de los productos energéticos en las cadenas de producción y en el consumo de los hogares, la dependencia de terceros países en las importaciones de energía puede constituir, en principio, una significativa fuente de vulnerabilidad para la UE y para España.
El análisis del Banco de España refleja la concentración de las importaciones provenientes de unos pocos países exportadores, la escasez de los productos
energéticos a nivel europeo y su grado de sustituibilidad.
Entre los productos energéticos importados de terceros países y que presentan una mayor vulnerabilidad a disrupciones en el comercio internacional, destacan el gas natural, el uranio, la antracita, el petróleo y el carbón, todos ellos escasos dentro de la UE, de difícil sustitución y, en general, concentrados en pocos proveedores.
Los principales países de la UE difieren en el grado de dependencia externa, los proveedores de productos energéticos y la vulnerabilidad de sus exposiciones. España presenta una mayor dependencia de terceros países, aunque sus importaciones son más diversificadas entre distintos proveedores.
La invasión rusa de Ucrania está alterando los patrones de dependencia energética externa de la UE, debido a una reducción sustancial de las importaciones europeas de productos energéticos provenientes de Rusia, que ha dejado de ser el principal proveedor de productos energéticos para la UE.
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