Un inversor con sentimientos

24/06/2023

Miguel Ángel Valero. Pablo Gil explica cómo "la esperanza, el optimismo, la avaricia, el miedo y en ocasiones el pánico" condicionan las decisiones de inversión.

‘Aprendiendo de las crisis anteriores para invertir con éxito en el futuro’ (454 páginas, Deusto) es la aportación de Pablo Gil, estratega jefe de XTB España y Latinoamérica, donde deja experiencias, lecciones y errores de sus más de 35 años de gestor de trading y de Bolsa, y de su intensa actividad como formador y divulgador financiero y de los mercados.

En esta monumental obra, que ya va por la tercera edición, se pone el foco en la experiencia personal del autor en las crisis de las cuatro últimas décadas: el lunes negro de 1987, la burbuja de las puntocom en 2001, la Gran Crisis Financiera de 2007, o la provocada por la pandemia en 2020, entre otras.

El acierto de Pablo Gil, y el gran interés que tiene esta obra, es que se centra en un aspecto poco tratado, cuando no menospreciado, en otros trabajos similares: la psicología del inversor. «Las tendencias provocadas por los movimientos derivados de la acción de los inversores responden a la interpretación que hacen en cada momento  de la información que hay disponible en el mercado», subraya.

«Cuando compramos en los máximos cerca de los techos de las burbujas, sólo nos estamos dejando llevar por la expectativa de que la inercia que nos ha traído hasta aquí perdure, por poco sentido que pueda tener desde una perspectiva de análisis. Son fases de euforia  compradora que se retroalimentan porque los precios no dejan de subir. Cuando vendemos en los mínimos cerca de los suelos de las peores crisis financieras, nos estamos dejando llevar por la desesperación que supone ver que nuestros ahorros o patrimonio invertidos valen cada vez menos. Las pérdidas nos impulsan a querer liquidar nuestras posiciones con independencia de si tiene sentido vender a unos precios tan bajos», argumenta.

Se puede decir más alto, pero no más claro. Pablo Gil atribuye estos comportamientos a que «seguimos guiados por sentimientos básicos como la esperanza, el optimismo, la avaricia, el miedo y en ocasiones el pánico».

Cuando el sentimiento es positivo, «el inversor es capaz de ignorar las señales de alerta o peligro más evidentes, del mismo modo que cuando el sentimiento es muy negativo parece que nada va a conseguir atraer el interés del inversor por volver al mercado».

Y avisa: «los problemas con los que tenemos que lidiar en el presente son el resultado de las decisiones financieras que tomamos en el pasado».

También advierte: «es fácil detectar cuándo se está produciendo una burbuja bursátil, pero tremendamente difícil anticipar cuándo va a explotar».

Otra lección: «cuando las condiciones monetarias son muy laxas, tienden a invitar a la especulación». «Con frecuencia el inversor es consciente de los excesos que se están produciendo en el mercado», pero pesa más el «miedo a perderse la oportunidad de participar en la ganancia que genera la subida continuada del precio del activo».

«El ser humano es ambicioso y envidioso, y eso hace que cuando en nuestro entorno la mayoría está disfrutando del algo bueno y nosotros no, nos sintamos tentados de participar, tanto si entendemos de qué trata como si no», advierte Pablo Gil.

Frente a los sentimientos, Pablo Gil destaca las cualidades del «buen inversor»:

  • «una metodología de análisis depurada
  • Paciencia para esperar la señal que activa su plan de inversión
  • disciplina para seguir el plan que define su estrategia
  • autoanálisis para depurar los errores y apuntalar los aciertos».

En inversión, «la psicología desempeña un papel fundamental, y hasta que uno no se enfrenta a momentos clave, es difícil saber cómo va a reaccionar: los hay que se crecen ante la adversidad, y otros, por el contrario, se hunden».

No hacer nada es una mala decisión: «el dinero ocioso a largo plazo se convierte sí o sí en una pérdida segura».

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