Kike Gómez es director de marketing. Nunca se había planteado escribir una novela hasta que nacieron sus hijos Álvaro y Marcos. «El Viajero del Espejo» (Seurat, 254 páginas) está escrito para ellos, dos mellizos «aunque no se parecían más que dos hermanos cualquiera», que encontrarán «un mundo fantástico». «Espero que halléis un lugar extraordinario al que podáis escapar cada vez que en vuestras vidas falten la magia y la ilusión», escribe.

Álvaro (el mayor, porque nació dos minutos antes) y Marcos entran sin querer, a través del espejo Speculum viatorem, en el Reino verde de Gaiana, uno de los Seis Reinos, el único lugar donde la magia es todavía una realidad, con criaturas sorprendentes, como las ninfas, y lugares aún más maravillosos.

Porque «la vida es un viaje fantástico, lleno de aventuras y momentos mágicos», que demuestra el gran poder de «nuestra imaginación».

Pero al mismo tiempo es una historia en la que los dos hermanos, y el lector con ellos, «descubrirán que la verdadera fortaleza reside en apoyarse mutuamente, en confiar el uno en el otro y en los nuevos amigos».

En el eterno e interminable conflicto en el bien y el mal, nada es lo que parece, y la solución para distinguir el uno del otro es la lealtad, la amistad, la confianza, la solidaridad.