Independencia sin libertad

11/08/2023

Miguel Ángel Valero. "Gloria", de NoViolet Bulawayo, recurre a "Rebelión en la granja" para hacer una salvaje y afilada sátira sobre el dictador Mugabe en Zimbabue.

No hay mejor manera de entender la situación de Níger, con su enésimo golpe de Estado, militar por supuesto, y de África en general, que parece haber sustituido el colonialismo occidental por el de China o de Rusia, que leer «Gloria», de NoViolet Bulawayo (AdN, 428 páginas, traducción de Sonia Tapia Sánchez).

Nacida en Zimbabue (la antigua Rodesia en manos de los británicos), emigró a EEUU a los 18 años. Su primera novela, «Necesitamos nombres nuevos», logró varios premios. Como novelista, ha logrado el Premio Caine de Escritura Africana y el National Book Award 5 Under 35. Enseñó ficción en la Universidad de Stanford. Con «Gloria» fue finalista del Premio Booker en 2022 (el mismo puesto que logró con su primera obra).

Lo fácil es hacer comparaciones con «Rebelión en la granja», publicada por Eric Arthur Blair (mundialmente conocido por su seudónimo George Orwell) en 1945. Obviamente, Bulawayo (que es también el nombre de la segunda ciudad más importante de Zimbabue) debe mucho a esa sátira animal sobre el comunismo estalinista.

Pero lo importante es la constatación de que «los poderes coloniales le concedieron a África la independencia, pero no la libertad».

«Gloria» es la historia de la caída del Viejo Caballo en el país imaginario de Jidada, un trasunto de Zimbabue y de Robert G, Mugabe, uno de los dictadores que más tiempo ha estado en el poder en África (casi cuatro décadas) y la llegada al poder, entre la ilusión de sus ciudadanos, de Tuvy.

Entre medias, Destino, que vuelve del exilio para contar la historia no oficial y el legado de las mujeres, las grandes olvidadas en las crónicas, cuando fueron las verdaderas artífices de los escasos avances que han vivido los países africanos desde su teórica independencia.

El reino animal, su conexión con la forma de actuar humana y su vinculación con las mitologías y cuentos populares del país africano muestran el surrealismo del poder y también de lo que son capaces los seres humanos para mantenerse en él.

«Gloria» habla de «criaturas que cambian el color de su piel para imitar a su entorno», para las que «el mismísimo centro de sus sentimientos estaba en sus abultados bolsillos».

Es también la crónica de cómo el árbol siente el corte del hacha, del «silencio absoluto de un huracán que, tras haber desatado su terrible furia y haberse agotado, se detenía un instante para recobrar fuerzas».

De cómo «la voz de la multitud es la voz de Dios». Y de cómo el que destrona al Viejo Caballo es expulsado del poder precisamente cuando su antecesor muere, en un país extranjero.

Porque «no hay paraíso para los tiranos», sino un infierno en el que cada dictador tiene que enfrentarse a todas y cada una de las víctimas.

 

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