La generosidad del empresariado español no tiene límites. Juan Rosell, el presidente de los empresarios, ofrece contratos a 400 euros mensuales para facilitar la entrada al mercado de trabajo. Eso sí que es aprovecharse de la situación del 43% de los jóvenes españoles en paro, cuya opción es cero euros si no tragan con las “ruedas de molino”.

Los jóvenes están más que hartos de que se “trafique” con sus necesidades. Eso a nadie parece importarle, y ahora en el sancta sanctorum de la CEOE han decidido apostar por la figura del aprendiz con un contrato de 400 euros (más 120 de cotizaciones sociales), vamos el mini-empleo con un mini-sueldo. Hasta ahora ya se ha más que demostrado que cuando un joven entra en una empresa a “aprender” realiza el mismo trabajo que un trabajador con antigüedad, pero por un sueldo irrisorio. Ahora con la crisis son más que lentejas.

El patrón de los patronos ahora tiene al Banco Central Europeo de su parte, porque la institución monetaria europea ha sido la primera en proponer a España esta solución. La nueva categoría laboral, que en países como Alemania lleva tiempo funcionando cuando la crisis no castigaba al mercado laboral con tanta virulencia como ahora, supone que el trabajador con este tipo de contrato no tiene que pagar impuestos. ¡Solo faltaría!, puesto que ni llega al mínimo anual por el que se está obligado a pagar a Hacienda (al fin y al cabo supone 4.800 euros anuales, sin pagas extras), aunque lo vendan como que hacen un favor al contratado. Eso sí, se les asegura que aprenden a trabajar.

En Europa estos contratos se conocen como “mini-jobs” (mini-empleos) y su retribución es inferior al salario mínimo interprofesional (641,40 euros mensuales es el fijado en España para 2011), aunque 241,40 euros inferior dadas las cantidades de las que se está hablando, supone que se le pagaría cerca de un 38% menos que el SMI.

También pagará cotizaciones sociales, aunque resultan irrisorios los “derechos” a pensión que le reportarán: menos de tres euros por año trabajado. Y para mejorarlo se propone añadir el 4,5% de los ingresos a la cuota que paga el empresario, 150 euros más. Teniendo en cuenta que se tiende a ampliar a toda la vida laboral el cómputo de la pensión, resultará que si la situación de los jóvenes es incierta y su presente sin expectativas de encontrar un empleo, o de encontrarlo ya se les asegura que estará mal pagado, si tienen la suerte de normalizar su situación laboral, cuando vayan a jubilarse seguirán padeciendo los efectos de los años difíciles que tuvieron que vivir hasta que empezaron a trabajar (en precario). ¿Será trasladar este problema a cuando se jubilen si de pone en marcha la figura del aprendiz, que en otros tiempos no muy lejanos resultado un fracaso en nuestro país?

En la CEOE ponen el énfasis en que el trabajador no pagará nada Hacienda, mientras que el empresario pagará un 2% por cada aprendiz, vamos 8 euros mensuales, lo que evidentemente no le lleva a la ruina y desde luego no hace peligrar sus beneficios ni las prebendas con que paga a sus directivos. Además pagará un 28% a la Seguridad Social, otro 15% al seguro de pensiones y el 13% al seguro de enfermedad. En total 120 euros, el 30% de esos 400 euros. A cambio, el aprendiz tendrá derecho a vacaciones pagadas, bajas por maternidad y enfermedad y a los plazos estipulados para ser despedido.

En Alemania este tipo de contratos están funcionando desde 2003, aunque claro un aprendiz en una fábrica de Mercedes tiene prácticamente asegurada su continuidad después como trabajador de la plantilla, y más que aprendiz se considera formación profesional con prácticas en la empresa donde tiene todas las posibilidades de quedarse. En España está demostrado, ante el gran número de jóvenes en paro, que cuando el “aprendiz” acabe su periodo de formación, será sustituido por otro aprendiz, porque los empresarios lo que quieren es reducir sus gastos salariales. Parece que igualar los salarios con los países asiáticos es la única forma de competir. Además, ¿es así como se pretrende reactivar la economía?