El comienzo de la XV legislatura de la democracia ha vuelto a demostrar que España no es gobernable sin Cataluña y el País Vasco. O dicho de otro modo: sin una fuerte representación en ambas nacionalidades históricas y sin el apoyo de las fuerzas nacionalistas que en su día configuraron el llamado “bipartidismo imperfecto” resulta imposible que el PP y sus aliados de la extrema derecha puedan llegar al Gobierno. Los resultados electorales que convirtieron al partido conservador en la minoría mayoritaria del Congreso y le dieron mayoría absoluta en el Senado se han estrellado contra la evidencia de su raquitismo electoral en las dos nacionalidades históricas mencionadas y han chocado con su propia intolerancia sobre la pluralidad del Reino de España.

Mal que pese al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, un hombre de 61 años, los nacionalistas catalanes de izquierdas y de derechas y los nacionalistas vascos de derechas y de izquierdas no quieren saber nada de él y de quienes han empleado sus mejores años y energías en sojuzgarlos en vez de dialogar y entenderlos, como desde antiguo han hecho los socialistas. El resultado inmediato es un Congreso de los Diputados presidido por la candidata del PSOE y expresidenta de Baleares, Francina Armengol, con el apoyo de todas las fuerzas políticas menos el PP y Vox que, por otra parte, consideraron inútil unir sus fuerzas para la elección de vicepresidentes.

Armengol es una política cercana a la realidad cotidiana de los ciudadanos, representa la lucha por la igualdad de las mujeres, la justicia social y la apuesta por la convivencia basada en el diálogo. Armengol es también ejemplo de un país que convive con naturalidad en la riqueza que suponen las diversas lenguas que se hablan en España, además de una dirigente comprometida con la transición ecológica. En el PSOE no dudan de su solvencia como tercera autoridad del Estado.

Más allá del compromiso con los nacionalistas de aprobar una ley orgánica para extender el uso a todas las instancias del Estado de las lenguas cooficiales, la nueva presidenta anunció en su primer discurso que los diputados podrán hablar en catalán, galego, euskera y castellano desde ya, y reflejó, por supuesto, otros compromisos importantes: la desjudicialización y la lucha efectiva por la igualdad de las mujeres y contra los abusos y la criminalidad machista. Los socialistas se han comprometido asimismo a crear comisiones de investigación sobre el espionaje Pegasus a los líderes independentistas y las actividades de la “policía política” del PP contra ellos.

La sesión constitutiva del Congreso duró cuatro horas, se celebró con toda normalidad, el Gobierno en funciones, con Pedro Sánchez a la cabeza, en el banco azul, y Feijóo en el primer escaño de la derecha como jefe de la oposición. Y ahí permanecerá hasta los 65 años. Los 178 votos a favor de Armengol y su política de alianza con la ultraderecha alejan sus posibilidades de ser investido presidente del Gobierno. Otra cosa es que él lo reconozca y no renuncie ante el Rey como en su día hizo Rajoy.