Sevilla es una ciudad preciosa, se mire por donde se mire. Cada rincón posee una personalidad distinta y cada calle esconde alguna sorpresa. Su luz la hace mágica, su olor a azahar, inolvidable, y aunque se puede visitar durante cualquier época del año, el otoño es una de las mejores estaciones para disfrutarla al máximo. Si vas a planificar un viaje a la capital hispalense durante las próximas semanas, te damos unas cuantas ideas para exprimir al máximo tu estancia.
El barrio de moda. Al igual que Nueva York o Londres, Sevilla cuenta desde 2012 con su propio soho, el Soho Benita. Un espacio urbano, localizado en las céntricas zonas de La Alfalfa, la Encarnación y San Pedro, que muestra la cara más moderna, atrevida y exclusiva de la ciudad. Soho Benita nació de la iniciativa de los propios empresarios de la zona para renovar sus calles y darles un aire más moderno y actual. Solo hay que dar un paseo por sus calles para descubrir porque es un verdadero hervidero cultural donde la creatividad se respira en cada una de sus calles.
Rincones centenarios. Sevilla está repleta de negocios que acumulan siglos de tradición e historia, donde parece que no ha pasado el tiempo. Es interesante conocer algunos de ellos, donde poder codearse con los locales y disfrutar de lo más auténtico de la ciudad. Por ejemplo, visitar la primera sombrerería de Sevilla fundada en 1896 y que todavía hoy es un negocio familiar regentado por madre e hija. Maquedano Sombreros se encuentra en pleno corazón comercial, entre las calles Rioja y Sierpes, y conserva detalles del pasado, como la escalera de caracol, que lo hacen especialmente atractivo. En la misma calle se encuentra Papelería Ferrer, el paraíso terrenal para los amantes de los productos de papelería más bonitos. Es la papelería más antigua de España, y la tercera de Europa que, tras el mostrador, tiene a la quinta generación de la familia Ferrer, fundadores de este negocio en 1856. Y, por supuesto, un icono de la ciudad, la confitería La Campana. Fundada en 1885 su fachada (en plena calle Sierpes) y sus cuidados escaparates merecen la visita.
Taberna con solera. Es obligatorio conocer una de las tabernas más antiguas de la capital hispalense, El Rinconcillo. Desde 1670 y hasta el día de hoy, miles de personas se han dejado cautivar por este singular rincón que aún conserva el sabor de antaño. Disfrutar de sus populares y deliciosas tapas en este ambiente único es como realizar un viaje en el tiempo que maravilla a visitantes de todo el mundo. Otras buenas opciones para tapear son Bodeguita Reyes Antonio Romero y Eslava; ambos establecimientos son siempre un acierto. Bodegas Morales y La Flor de Toranzo son otras opciones populares.
Pasear por los mercados. Una parada imperdible cuando callejeas por Sevilla es el Mercado de Triana. En sus bajos se encuentran los restos del Castillo de San Jorge, sede del antiguo tribunal de la Inquisición. Entre sus puestos descubrirás frutas, verduras, encurtidos, especias, chacinas, pescados, mariscos… También hay buena oferta de restauración en los que puedes probar comida tradicional andaluza y otras especialidades. En La Lonja del Barranco, un mercado gourmet, lo mejor es tomar unas cervezas en su terraza, situada en la orilla del río Guadalquivir.
El Monasterio de la Cartuja. Es uno de los tesoros patrimoniales de la isla de la Cartuja, que aúna pasado y presente en un mismo espacio. Hoy en día alberga la casa del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, que ofrece una colección permanente muy interesante además de exposiciones temporales. La isla también cuenta con el moderno espacio cultural Box Cartuja, el Teatro Central, la Cartuja Center Cite o el Auditorio Rocío Jurado.
El alojamiento. Situado a orillas del río, Barceló Sevilla Renacimiento, con categoría cinco estrellas, es un buen hotel urbano desde el que descubrir la mejor versión de Sevilla en esta época del año. También ofrece una propuesta gastronómica de nivel, con platos nacionales e internacionales elaborados con ingredientes de primera calidad, y múltiples actividades para todas las edades y para todos los gustos. Otro de sus valores añadidos es su espacio dedicado a la coctelería de autor, Falua Cocktail Club. Un ambiente clásico y elegante inspirado en los famosos speakeasy neoyorkinos de los años 60. Ofrece una amplia carta de cócteles, desde combinados más clásicos como el Dry Martini o el Negroni hasta sabores del nuevo mundo en cócteles inspirados en las travesías marinas: el Magallanes, creado a base de bourbon, cordial de estragón, absenta y bitter; o la Niña compuesto por ginebra, cordial de eneldo, bitter, vino y tónica.
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