Pregunto a Noviolet Bulawayo si hay que leer «Gloria» (AdN, 428 páginas, traducción de Sonia Tapia Sánchez) para entender los golpes de Estado en Níger y en Gabón, muy diferentes entre sí. «En cierto modo, sí. ‘Gloria’ habla del poder. Y los golpes de Estado, que se suceden en África desde hace mucho tiempo, son siempre una cuestión de poder. La novela plantea un sistema para lograr una transición saludable», contesta.
Inspirada en Robert G. Mugabe, que fue presidente de Zimbabue durante casi cuatro décadas, y su inesperada caída tras el golpe de estado en noviembre de 2017, «Gloria» muestra la implosión de un país, narrada por un coro de voces animales que revelan la crueldad que requiere mantener la ilusión del poder absoluto, y la imaginación y el optimismo a prueba de balas necesarios para acabar con él.
NoViolet Bulawayo nació en Zimbabue. Cuando tenía dieciocho años, se mudó a Michigan (EEUU). Su primera novela, «Necesitamos nombres nuevos», fue finalista del Premio Booker, del Guardian First Book y del Barnes & Noble Discover, y ganó el premio Betty Trask, el Hemingway Foundation/PEN, el Hurston-Wright Legacy, el Etisalat y el Premio del Libro de Los Angeles Times por Primera Ficción. También ha ganado el Premio Caine de Escritura Africana y el National Book Award 5 Under 35. NoViolet obtuvo su Máster en Bellas Artes en la Universidad de Cornell y recibió la beca Stegner de la Universidad de Stanford, donde enseñó ficción. Con «Gloria», fue finalista del Premio Booker 2022.
¿Ha sustituido África el colonialismo occidental por el de China o Rusia?
Evidentemente, hay un nuevo colonialismo, que viene a recoger la historia colonial de Occidente con los países africanos. Éstos ven a China como un nuevo socio, pero todo está rodeado de intereses económicos. China está utilizando África para reafirmar su posición geopolítica en el mundo.
«Gloria» constata que «los poderes coloniales le concedieron a África la independencia, pero no la libertad»
Desafortunadamente, eso es cierto. Y es un fracaso de los Gobiernos africanos. África sigue siendo un continente colonizado, continúa la explotación, la dependencia económica. Pese a los préstamos y a la ayuda humanitaria, África sigue sumido en la pobreza. Es un fracaso de las clases gobernantes, una élite política muy avariciosa.
Después de 40 años en el Gobierno de Zimbabue, Robert Mugabe dejó el poder sin llegar a ofrecer logro alguno para la población.
Independencia sin libertad, sí, es el drama de África. Pero no hay que olvidar que la mayoría de los países africanos son muy jóvenes, apenas tienen 50 o 60 años de vida. Las naciones occidentales han tenido mucho más tiempo para organizarse. Los Estados africanos deben consolidarse como naciones, desarrollar sistemas que logren bienestar para la población, porque los que existen actualmente no funcionan.
¿De verdad cree que «no hay paraíso para los tiranos»?
Los tiranos pueden tener momentos fugaces de gloria, basada en una enorme represión que se les vuelve en contra. La revolución llega cuando la población pierde el miedo. Desde luego que no hay paraíso para los tiranos.
¿Hay esperanza para África?
Debe tenerla. África tiene sueños, su población los tiene, quiere vivir una vida digna. Sí hay lugar para la esperanza, sobre todo entre la gente joven, pese a la pobreza.
Es muy importante esa actitud positiva, porque África se convertirá en un actor importante en el mundo cuando resuelva sus problemas. Hay muchas historias positivas en África, pero en Occidente no interesan.
«La voz de la multitud es la voz de Dios». Ese mensaje, ¿no alimenta el populismo demagógico?
Al final el lenguaje tiene un cierto peligro. Las palabras pueden ser utilizadas en beneficio de unos pocos. Esa frase que aparece en «Gloria» es en realidad del actual presidente de Zimbabue, y es una forma de aplacar a las masas tras 40 años de Mugabe.
Pero la voz de la multitud siempre ha sido silenciada. Unas mismas palabras pueden significar una cosa u otra incluso dentro de la misma frase. En 2022 el presidente de Zimbabue modificó la frasee para expresar que el país está gobernado por el pueblo. Y luego se ha modificado varias veces más, perdiendo el sentido original.
Las personas son conscientes de la manipulación, de que el presidente de Zimbabue no ha honrado su promesa.
La utilización de animales, ¿no provoca una deshumanización mayor aún del tirano?
La intención era poder contar una historia. Y era cada vez más imposible contarla con personajes humanos. Además, es una novela basada en elementos indígenas, en las tradiciones y en el folklore africano.
Ningún tirano necesita de animales para mostrar su falta de empatía con el pueblo.
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