S&P mantiene la calificación nacional pese a la incertidumbre política

15/09/2023

diarioabierto.es. "La indexación del gasto en pensiones a la inflación seguirá lastrando el rendimiento fiscal, impidiendo la reducción de la deuda", avisa la agencia.

La agencia de calificación crediticia S&P Global Ratings  mantiene la perspectiva del rating de la deuda española en «estable», y la nota A largo plazo y A-1 a corto plazo. Justifica la decisión en que “a pesar de la incertidumbre política, la competitiva economía española, impulsada por los servicios, debería registrar tasas de crecimiento superiores a la media de la zona euro en 2023 y 2024, beneficiándose de los fondos de la UE y de la inmigración neta”.

También considera que “la economía española se expandirá más rápidamente que la media de la zona euro, dada la resistencia del mercado laboral”, pese a la previsión de unos precios del petróleo y el gas «algo más elevados» durante lo que queda de 2023 y 2024.

Vaticina “una consolidación presupuestaria gradual entre 2023 y 2026″, aunque, inmediatamente después, avisa que «la indexación del gasto en pensiones a la inflación seguirá lastrando el rendimiento fiscal, impidiendo la reducción de la deuda de las Administraciones Públicas”.

“La confirmación refleja la resistencia de la economía española frente a una serie de perturbaciones. La fuerte recaudación de impuestos y el buen comportamiento del mercado laboral, en un contexto de desapalancamiento externo del sector privado, respaldan la solvencia de la economía española. Al mismo tiempo, se prevé que la deuda bruta de las Administraciones Públicas españolas se sitúe en 2023 en torno al 108% del PIB, 12 puntos por encima de los niveles anteriores a la pandemia, y gran parte de ella en manos de no residentes. El ritmo futuro de reducción de la deuda depende de una mayor consolidación presupuestaria, de las perspectivas de crecimiento económico de España y de la ausencia de nuevas perturbaciones», señala la agencia.

La perspectiva estable “refleja riesgos equilibrados para la solvencia crediticia de España, dada la elevada deuda pública, el debilitamiento de la demanda en los principales mercados europeos y la incertidumbre política”.

S&P no oculta que puede bajar la nota si “la posición exterior de la economía y la situación presupuestaria del Gobierno se deterioraran», sobre todo por un empeoramiento «inesperado» de la balanza por cuenta corriente, o porque la deuda pública «invierte su trayectoria descendente debido a desviaciones presupuestarias, por ejemplo, debido a presiones sobre el gasto”.

Pero también asegura que “podríamos elevar las calificaciones si la posición exterior del país se fortalece, la deuda pública en relación con el PIB disminuye a un ritmo más rápido de lo que esperamos actualmente, y el sistema bancario comercial de España sigue siendo rentable y se financia en gran medida con fondos nacionales».

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