Un piloto de Fórmula 1 que nunca aprendió a leer

29/09/2023

Miguel Ángel Valero. El documental de Patrick Mark sobre Jackie Stewart no oculta la cara amarga de la Fórmula 1 ni el problema de dislexia no diagnosticada del piloto escocés.

‘Stewart’, dirigido por Patrick Mark, llega a las salas españolas de cine a partir del 6 de octubre por obra y gracia de A Contracorriente Films. Es un documental sobre el piloto de Fórmula 1 Jackie Stewart (Dunbartonshire, Escocia, 1939). Pero es también mucho más que un recorrido sobre el particular mundo de las competiciones del motor: es un viaje envolvente, colorista y emotivo que se atreve a explorar los grandes misterios de la vida, como el amor, la felicidad, la pérdida, la vulnerabilidad del ser humano, la muerte.

En ese viaje, Mark y el protagonista, Jackie Stewart, no ocultan la parte más amarga de la Fórmula 1: los accidentes mortales de compañeros y amigos como Roger Williamson, Pier Courage (que falleció en 1970 en el circuito de Zandvoort, en Países Bajos, donde perdieron la vida cuatro corredores en menos de 5 años), Jim Clark, François Cevert, Jochen Rindt y Lorenzo Bandini.

Precisamente, una de las personas que más luchó contra esa situación fue Jackie Stewart. Un conductor que no oculta su dislexia (que no fue diagnosticada hasta ya adulto) y que le llevó a ser analfabeto funcional: especialmente demoledora es la escena en la que cuenta que, con nueve años, la maestra de la escuela Hartfield de educación primaria, en Dumbarton, cerca de Glasgow, le invita a leer en voz alta un libro; le da un ataque de pánico al niño al descubrir que las letras se habían transformado en “una jungla de tinta impenetrable”. El futuro campeón de Fórmula 1 pasó a ser ‘el tonto’ de la clase, carga que arrastró hasta que por fin sus padres aceptaron que dejara los estudios a los 16 años.

Ese fracaso le hizo autoexigente, disciplinado y competitivo, virtudes “no hubiese desarrollado de ningún otro modo”, confiesa.

En una Fórmula 1 donde proliferaban los playboys, los juerguistas, los golfos, los mujeriegos, Stewart gana su primer título mundial en 1969 felizmente casado con su novia desde el instituto, Helen McGregor.

Tras casi llegar a las Olimpiadas con el tiro al plato, con 20 años se monta en un Austin A30, que le costó entonces 375 libras obtenidas de las propinas (su padre tenía un taller de coches), y empieza a hacer prácticas de conducción por desérticas carreteras. Hasta que Barry Filer, cliente de la familia y propietario de una colección privada de automóviles de carreras, le convierte en piloto de pruebas.

En 1965 da el salto a la Fórmula 1 y gana en septiembre su primer Gran Premio en Monza. Meses después sufre un accidente en el Gran Premio de Bélgica, lo que explica su empecinamiento para se incrementase la seguridad en estas carreras.

En 1969 gana su primer Mundial, con dos Grandes Premios de ventaja. En medio de sus reivindicaciones por la seguridad en la Fórmula 1, el conductor que nunca aprendió a leer (situación que mantuvo en secreto incluso ante su mujer), ganó otros dos Mundiales 1971 y 1973, antes de retirarse a  los 34 años. Posiblemente esa decisión se debió a la muerte de su amigo y compañero de equipo François Cevert, durante los entrenamientos en el circuito neoyorquino de Watkins Glen en 1973.

Stewart dejó el volante pero no la Fórmula 1: fue comentarista para cadenas de televisión, y en 1997 se convirtió en propietario de un equipo profesional, el  Stewart Grand Prix.

Todo gracias a que una maestra le obligó a leer en público.

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