Feijóo deja el campo minado a Sánchez

27/09/2023

Luis Díez.

Dos meses y tres días después de las elecciones generales del 23 de julio del corriente, el ganador de los comicios y candidato a la investidura a presidente de Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, convirtió la primera parte de su discurso en un alegato contra la amnistía y el referendo de autodeterminación que le solicitó el señor Puigdemont para obtener los siete votos de su formación política. Sin ellos, el líder del
PP no obtendrá la investidura. Feijóo reprodujo las palabras del expresident de la Generalitat, prófugo de la justicia española: “La amnistía o cualquier otra fórmula similar; el referendum u otra fórmula equivalente… ¿Con esto bastaría, no?” Pues no, exclamó Feijóo como si sus señorías no se hubieran enterado de la demostración popular organizada por el PP en Madrid contra la amnistía y, en último extremo, contra el presidente en funciones y segundo candidato a la investidura, Pedro Sánchez.

Feijóo sostuvo que la amnistía a los impulsores del procés independentista catalán es
inconstitucional, la Constitución es la carta fundacional de la democracia y si se fuerza, ignora y vulnera no hay democracia. “Ningún fin (ni el de ser presidente del Gobierno) justifica los medios”, afirmó antes de repetir por segunda vez que él no traicionará a los más de ocho millones de votantes propios y los más de tres que le dan su apoyo. Incluso se sintió representante de los votantes de aquellas formaciones
políticas que no llevaban la amnistía ni la autodeterminación en sus programas electorales.

El líder de la derecha fue bastante hábil para colocar la carga de la prueba de la honradez, veracidad y lealtad constitucional en el terreno del presidente Sánchez.

“Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno –aseguró Feijóo–, pero no acepto pagar el precio que me piden”. Luego añadió: “La oferta de Puigdemont es la misma a mí que a Sánchez, así que la diferencia es usted o yo”. En el banco azul, el presidente en funciones se limitaba a escuchar y hacer algún gesto visual de extrañeza.

Feijóo le dejó más recados: los mensajes de la “vieja guardia”, las expulsiones de militantes significados y hasta el hecho de que en los 18 meses que lleva al frente del PP le haya ganado al PSOE las elecciones locales, autonómica y generales con 137 escaños, “más diputados de los que Sánchez haya alcanzado jamás”.

En su afán de periclitar a Sánchez y de mostrarle como un fracasado que se entrega a los “enemigos de España”, Feijóo subrayó el hecho de que dos tercios de españoles se hallan gobernados por administraciones locales y autonómicas del PP. Patinó en este punto, pues se trata de gobiernos de coalición con la extrema derecha voxida a la que, por otra parte, agradeció el votos desinteresado a la investidura. Di tu que Abascal se ocupó de recordar le que el apoyo de su partido ratificaba el pacto de lealtad mutua en las coaliciones.

La parte del discurso de Feijóo sobre sus planes de gobierno fue una recuperación de promesas fiscales, facilidades a los inversores, ayudas a Pymes y autónomos y alguna medida para retomar la reforma laboral sin asustar, como los horarios de trabajo. Dos leyes de inmediato: la de prohibición de homenajes a los etarras y la reforma del Código Penal para tipificar el delito de deslealtad constitucional.

Y seis pactos de Estado, nada menos. Claro que para eso tendrá que contar con el PSOE, al que tendió la mano después de vituperar a su secretario general.

Pedro Sánchez evitó replicar al candidato Feijóo. Le encargó la réplica al diputado y exalcalde de Valladolid Oscar Puente, quien empleó un tono duro, contundente, contra quien se negó a corregir los gritos “¡Que te vote chapote!”, prometió “la derogación del sanchismo”, ha permitido “la parasitación de once millones y medio de españoles a manos de Vox” y, en último extremo, posee unas credenciales de amigo de un gran narcotraficante gallego (Marcial Dorado) poco adecuadas para ser presidente del
Gobierno. Puente provocó la ira de las señorías del PP, que protestaron con gritos y extremidades.

Feijóo, que esperaba el debate con Sánchez, consideró deplorable la intervención de Puente y se negó a debatir con él. “No voy a participar en el club de la comedia”, dijo.

Al término de las intervenciones, la votación nominal en urna, tendría que arrojar 176 votos favorables al candidato para salir investido. Como solo cuenta con 172, se convocará el jueves una nueva sesión del pleno del Congreso y si obtiene más votos a favor que en contra, quedará investido y podrá formar Gobierno. En caso contrario, el Rey efectuará nuevas consultas y es probable que encargue a Sánchez que se someta a la investidura.

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