El final de verano borró, como el mar sobre la arena, más de 100.000 empleos armados para servir al estío. El paro subió, en línea con años anteriores, y la Seguridad Social apenas logró equilibrar el camino hacia la invernada gracias a la vuelta a las aulas del profesorado, y al campo, que logró taponar la desbandada de dependientes, camareros y sustitutos en la Administración y los servicios sociales.

A grandes rasgos fue el campo y la consabida vuelta a las aulas los que lograron equilibrar el cierre de sombrillas, que un año más, se llevó por delante, más de cien mil empleos, entre el comercio, la hostelería, la Administración Pública y los servicios sociales.

De hecho, el sistema especial agrario concentró los 15.000 nuevos ocupados que logró juntar el régimen general de la Seguridad Social, aunque los autónomos, tras la ola, cayeron de pie, sumando más de 5.000 nuevas altas, mejor que en 2019.

La afiliación crece la mitad

El crecimiento del empleo se mantiene. Aunque con matices. Si comparamos con 2019, el último año de la pandemia, la serie desestacionalizada mejora incluso los datos de aquel año, no especialmente brillante en términos de empleo, por lo demás. Pero si echamos la vista un poco más atrás, el incremento actual del empleo — unos 13.000 ocupados más — palidece frente a los 30, 40, o incluso 45.000 ocupados que cada septiembre se afiliaban a la Seguridad Social en esta serie entre los años 2014 y 2018.

Quizás por eso el ministerio de la Seguridad Social prefirió sacar lustre a otro dato. Y cantó las alabanzas del empleo más estable. Y no sin razón, a juzgar por las cifras ofrecidas por el equipo del ministro Escrivá. Tres millones más de indefinidos que antes de la reforma laboral de 2021. Una reducción a la mitad de la tasa de temporalidad. Y un aumento de la duración media de los contratos, hasta 256 días, apuntaron.

No en vano las arcas de la Seguridad Social crecen a un ritmo anual del 8%, incluso descontada la sobrecotización MEI que se atesora para financiar el retiro del ‘baby boom’.

Un crecimiento del empleo que afecta también a la Administración Pública, donde, esta vez en agosto, sumaron 80.000 empleados más que un año atrás, el 2,8%, según los inventarios de entes de Administraciones Públicas por ámbito territorial.

El paro sube un septiembre más

En cuanto al paro, también un año más en septiembre, la chavalada menor de 25 años se apuntó en masa a las listas del antiguo Inem, con 17.000 nuevos inscritos, que son la mayoría – en saldo – de los 20.000 nuevos desempleados de todas las edades.

Por sectores el paro bajó en todos ellos — agricultura, construcción e industria — salvo obviamente en los servicios, que dan empleo a la mayor parte de la fuerza de trabajo en España, así como en otro sector, también recurrente en septiembre, aquellos que se acercan por primera vez a la oficina de empleo.

Con la subida de septiembre, el paro acumula dos meses al alza, y suma un total de 2,72 millones de parados; de los cuales – un mes atrás, en agosto — cobraban ayudas el 75% del total; con un aumento del gasto del 7,2%.

En el último año han borrado su nombre de la lista del desempleo casi el 7,5% de sus integrantes, unas 220.000 personas.

La cifra de septiembre empeora la del año pasado y también la del año antepandemia, 2019, aunque mejora las del período inmediatamente anterior, cuando el paro crecía en septiembre del orden de 20 a 27.000 personas cada año entre 2015 y 2018.

La firma de contratos indefinidos sigue disparada, hasta sumar ya cinco millones en todo 2023; aunque, en septiembre, el 34% de esos contratos fueran fijos discontinuos, el contrato de actividad intermitente potenciado por la última reforma laboral.

Si quitamos el influjo del calendario y la estación, el paro baja en este cómputo desestacionalizado, en unas 3.700 personas.