Tita Thyssen, no es Peggy

23/11/2010

Carmen Duerto.

He visto y hablado dos minutos y medio o quizás, tres con Tita Thyssen, Carmen Cervera, Carmen Thyssen o Tita Cervera o todas a la vez. Ya no sé cuándo es una o cuando es otra. Fui muy seguidora suya y reconozco que cada vez que paso por delante del museo Thyssen inclino la cabeza en señal de respeto. Adoro ese museo. Me gustó mucho también que la polémica de sus encadenamientos a los árboles llegase hasta Bruselas. Consideré un alto honor que ese scoob informativo me lo diera a mí.

Una vez, incluso, soñé que podríamos vivir la segunda etapa Peggy Guggenheim de la historia, ilusa, creí que todas ellas, Carmen, Tita., Cervera o Thyssen, pudieran metamorfosearse en una sola y el resultado fuera otra mecenas de artistas. Soñé que TT acogería en sus villas a genios de la creación y los mantendría para que pudieran crear. No al estilo Gala Dalí sino al estilo Peggy. Esa Villa Favorita reconvertida en Palazzo Venier dei Leoni. A cambio se rodea de unos seres que yo creía que no existen nada más que en la telerrealidad y por tanto, no salen de la pantalla de televisión. Desconozco qué le pasa por dentro para mantener una disputa familiar en los lugares más lumpen de la televisión. Ese día que la ví y hablé brevísimamente, estaba acompañada de un hombre sudamericano y de una mujer gritona con pelo en globo de peluquería low cost de cuyos nombres no quiero acordarme, ni tampoco de las TVs en las que chillan, Pero la cruda realidad es que la escoltaban esos seres.

Yo miraba y miraba y no lo creía. Esa mujer que pudo posicionarse en el top, en lo más alto y no ha sabido hacerlo. De todos es sabido que los ricos siempre tienen un sequito que se mueve por dinero, eso les pasa a todas las fortunas, pero de ahí a dejarles que sean asesores media un abismo. Qué lástima y qué perdida se la ve.

Por cierto, estaba en un acto con fin benéfico y salía de viaje al día siguiente con destino a Málaga y allí se quedaría unos días, en su mansión de Marbella. Tita Thyssen prometió, una vez que regresara a Madrid que compraría unos relojes. «Claro, que tengo cosas de Folli Follie y relojes, pero voy a comprar más para ayudar a los niños». Se retiró pronto porque al día siguiente salía a las 5 de la madrugada con rumbo al Sur para hablar de su museo en Málaga «estoy muy feliz porque les he cedido las obras por 25 años y no tengo ningún problema con ellos. Todo son facilidades y estoy muy contenta«. Algo me dice que, igual que a Mario Conde le hicieron doctor honoris causa por la Complutense, a cambio de una generosa aportación -del banco, no de su bolsillo-, quién te dice a ti que a Tita no la nombran Hija Predilecta, le ponen una calle o le dan un Honoris Causa o le hacen miembro de una Real Academía de Andalucía. Vaya, que si es por dinero…
Con el gobierno central, no le ocurre lo mismo. Parece que no tiene el mismo feeling con González-Sinde. Ajena a este lío pictórico, Marisa Koutsolioutsos, propietaria de Folli Follie, daba las gracias a todos los presentes por haber acudido al Palacete de los Duques de Pastrana a interesarse por el proyecto solidario que consistía en donar parte de lo recaudado por la venta de unos relojes de su marca en edición limitada a beneficio de la Fundación S.O.S Infancia.

¿Te ha parecido interesante?

(+2 puntos, 2 votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.