Es difícil ver una película como ‘Sound of Freedom’ tratando de alejarse del ruido mediático que lo rodea, con el cóctel habitual: teorías conspiranoides, la ultraderecha, Trump, el fanatismo religioso, acusaciones de censura, entre otras lindezas. Lo primero, reconocer la valentía de A Contracorriente Films de llevar el filme a las salas españolas pese a toda la polémica generada, que no obstante ha venido muy bien para la taquilla.

Frente a las teorías conspirativas que hablan de censura a la película por denunciar redes pedófilas, el productor, Eduardo Verástegui, da una explicación mucho más sencilla: Fox Latinoamérica iba a distribuir ‘Sound of Freedom’ en la región, pero tras su compra por Disney, este grupo decidió que «esta película no es para nosotros».

Tras recuperar los derechos, Verastegui negoció con Netflix, Amazon, Lionsgate, entre otros, y nadie se interesó por la película debido a su temática. Finalmente, Angel Studios, una distribuidora de inspiración cristiana de Utah y que financia sus producciones mediante crowfunding, se encargó del asunto.

Lo segundo, ‘Sound of Freedom’ es una buena película. Muy dura, por la temática que trata (el secuestro de niños para convertirlos en esclavos sexuales), no por las escenas, en las que se ha tenido un cuidado exquisito, huyendo desde luego del sensacionalismo, del morbo, y de las truculencias. Pero una película que se deja ver, que conmueve, que emociona.

‘Sound of Freedom’ es dirigida por el mejicano Alejandro Monteverde, coautor también del guion junto a Rod Barr, y producida por Eduardo Verástegui. Los dos son responsables de películas como ‘Bella’ (2006), sobre el aborto, o ‘Hijo de Dios’ (2014).

Está basada en hechos reales: la historia de Tim Ballard (magnífica interpretación de Jim Caviezel), un agente de la Seguridad Nacional de EEUU que trabajó en la investigación de redes de tráfico sexual infantil y que llegó a dejar su puesto para fundar una ONG que se dedica a tiempo completo a tratar de desarticular este tipo de bandas criminales pedófilas.

En la película vemos cómo Ballard hace todo lo posible por desarticular una red de tráfico infantil que ha secuestrado a dos hermanos en Tegucigalpa, Honduras, y que distribuye a los niños como si fueran esclavos sexuales al mejor postor por Estados Unidos y otros puntos de América Latina.

Con el lema de ‘los niños de Dios no están en venta’, ‘Sound of Freedom’ muestra la lucha contra la trata infantil, «una pesadilla de la que nunca despiertas», como se insiste en la película. Lo hace retratando el suculento negocio, uno de los más rentables del mundo, generado a costa del dolor de muchas personas. La hipocresía de muchos elementos de la sociedad (también de la Policía) y que mucha gente prefiere no saber, mirar a otro lado, ayudan a esta formidable trama que destroza vidas y familias para siempre.