Secretos y curiosidades de los castillos del Loira

24/10/2023

Carmela Díaz.

Uno de los lugares más bellos del planeta es el valle del Loira, por sus paisajes bucólicos y sus fabulosos castillos, cuya historia está repleta de leyendas y secretos de los que hoy desgranamos algunos de los más destacados.

Intrigas y venenos en los parajes más bellos. La botica de la reina en el castillo de Chenonceau, ofrece un conjunto de vitrinas y boiseries procedentes de un palacio florentino, y una colección de quinientos frascos, balanzas, morteros y recipientes de cerámica, que se remontan al siglo XIV. Era el lugar secreto donde Catalina de Médicis, conocida como Reina Negra, se reunía con el mismísimo Nostradamus para preparar ungüentos, remedios y venenos. Como el que, al parecer, mató a su rival Juana de Albret, madre de Enrique III de Navarra. Y también, supuestamente, envenenó al hermano de su esposo, el delfín primogénito del monarca francés, lo que le permitió subir al trono. No fue la única maldad de esta reina, puesto que también se cree que tuvo un papel protagonista en la Noche de San Bartolomé, donde murieron unos ocho mil hugonotes. La presencia de Catalina de Médicis, y también la de Katherine Briçonnet, que lo edificó en 1513, Diana de Poitiers que lo embelleció y Madame Dupin que lo salvó de la Revolución, hace que Chenonceau sea conocido como el Castillo de las Damas. Es uno de los más bellos de las cientos de edificaciones que bordean el Loira. Esta obra maestra renacentista ofrece colecciones de arte de valor incalculable y numerosas estancias ricas en mobiliario y ornamentación de época. Allí habitan obras de Murillo, Tintoretto, Nicolás Poussin, Correggio, Rubens, Primaticcio, Van Loo… y también una selección de tapices de Flandes del siglo XVI.

La escalera de Leonardo da Vinci. El castillo de Chambord es el más grande y espectacular del Valle del Loira declarado Patrimonio de la Humanidad. Tiene 426 habitaciones, 83 escaleras, 282 chimeneas, una colección de casi cinco mil objetos de arte, un parque con una superficie equivalente a París central y más de veinte kilómetros de senderos y bosques encantados, en los que habitan unos ochocientos ciervos y mil quinientos jabalís, entre miles de encinas y pinos. Sin embargo, lo más visitado del castillo es una escalera de caracol que comunica la planta baja con las terrazas superiores. Su peculiar diseño de doble hélice, atribuido a Leonardo da Vinci, permite que las personas suban y bajen al mismo tiempo, viéndose, pero sin cruzarse. El truco consiste en dos escaleras en espiral de casi 300 escalones en total, que se entrelazan alrededor de un hueco central, pero sin llegar a cruzarse. Chambord fue el de almacén de las mejores obras de arte del país, durante la Segunda Guerra Mundial. Antes de que Hitler invadiera Francia, los principales museos de París pusieron en marcha un plan de evacuación y protección. El castillo recibió gran parte de las colecciones del Louvre. El castillo cerró sus puertas al público en cuanto se declaró la guerra y se convirtió en un lugar de rescate, donde los conservadores y los guardianes se aseguraron de proteger y cuidar las obras depositadas.

Castillo de Amboise, lugar de descanso del gran genio. Lo más visitado en el castillo de Amboise es la pequeña capilla de estilo gótico flamígero levantada en 1493 en honor de Saint-Hubert, patrón de los cazadores: es de gran belleza y sus vidrieras proyectan un juego de colores sobre el suelo. Y en ese suelo destaca una sencilla tumba con un nombre grabado sobre la lápida de mármol: Leonardo da Vinci. El italiano dejó su huella en los castillos del Loira, pese a que solo vivió aquí los últimos tres años de su vida. Y aquí murió, en el vecino palacete de Clos Lucé, donde pueden visitarse los aposentos en los que el maestro vivía cotidianamente con réplicas de los cuadros con los que viajó a Francia. También se descubren sus inventos, cuyas reproducciones se exponen en los jardines.

El pequeño castillo. Del gran château renacentista que hubo en su día, en la actualidad de Valmer solo queda un pequeño pabellón tras el incendio que lo devoró en 1948. Sin embargo, posee unos viñedos, jardines y huertos muy destacables. De los primeros con 28 hectáreas, produce desde 1888, vinos diferentes en el AOC Vouvray, con método tradicional, seco, semiseco y dulce y Touraine, rosé. Los jardines en terrazas a ocho niveles siguen el modelo italiano, con arte vegetal, esculturas y fuentes. Pero lo más notable es su extenso huerto donde viven de alrededor de novecientas especies antiguas o extintas de frutas, verduras, plantas y flores. La pérgola de las calabazas, es particularmente espectacular. El dominio también conserva casi cuatro mil tipos de semillas. Entre sus muchas variedades destacan el melón y el cardo de Touraine; y especies con nombres inusuales como el frijol ombligo o los tomates galápagos, endémicos en este país y que no se encuentran en ningún otro lugar. Los frutos rojos y los viejos manzanos también están presentes, así como los condimentos y las flores comestibles como la borraja, la capuchina, el lirio de día, y las colecciones de salvia, menta…

Chaumont-sur-Loire y sus caballerizas. De nuevo Catalina de Médici, con su astrólogo de cabecera Nostradamus, y su rival Diana de Poitiers, amante del marido de Catalina, son protagonistas y sucesivas propietarias del castillo de Chaumont-sur-Loire del siglo XVI, uno de los más destacados del Valle del Loira. El exterior recuerda a los palacios de Disney y el interior está lujosamente decorado. Llaman mucho la atención las caballerizas, construidas en 1877. El guadarnés contiene guarniciones realizadas en particular por la casa Hermès. Esta sala, intacta desde finales del siglo XIX, así como la importante colección de arneses de tiro, piezas metálicas y fustas que contiene, se considera actualmente como uno de los más hermosos guadarneses de Europa. También hay que admirar el Parque Histórico, de estilo inglés que se extiende por veintiuna hectáreas y que fue diseñado por el más insigne de los arquitectos paisajísticos franceses del siglo XIX, Henri Duchêne. Pero lo más destacable es el Festival Internacional de Jardines, una cita internacional ineludible dedicada a la creación, la imaginación, la poesía y la naturaleza. Reconocido desde 1992 tanto por profesionales como por aficionados del jardín, todos los años recibe a paisajistas y diseñadores procedentes de todo el mundo.

El tesoro oculto. Tal vez el visitante de Sully-sur-Loire, tenga más suerte que la marquesa de Bausset-Roquefort, última propietaria del castillo que, convencida de que en el recinto se escondía un tesoro, mandó examinar todos y cada uno de sus muros. LLegó incluso a recurrir a buzos para que sondearan los fosos, así como a una radiestesista, un magnetizador y hasta una vidente. Por supuesto, sin éxito, pero la leyenda permanece. En todo caso, la visita a este castillo es muy interesante. En sus estancias hay enormes chimeneas, tapices, pinturas y muebles de la época. Aquí estuvo Juana de Arco que vino a entrevistarse con el rey Carlos VII. También se alojaron la española Ana de Austria, su hijo Luis XIV y el cardenal Mazarino. Igualmente, entre sus muros encontró asilo Voltaire después de que el rey, ofendido por sus versos, ordenara su exilio. En el recinto se organizan originales actividades, como talleres de gastronomía renacentista, revolucionaria para la época porque introdujo frutas y repostería en los banquetes reales. y en el que todo el mundo puede crear su propio plato de la época; o desfiles de disfraces desde la Edad Media hasta el Renacimiento.

  • Más información:

https://www.valdeloire-france.com/

https://www.france.fr/es/valle-del-loira

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