Los analistas retrasan hasta finales de 2024 una bajada de tipos por parte del BCE

25/10/2023

Miguel Ángel Valero. Unanimidad en los mercados: por primera vez desde julio de 2022, es poco probable que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés.

Cristina Gavín Moreno, jefa de renta fija de Ibercaja Gestión, opina que «tras la subida de tipos que vimos en septiembre, el mercado parece convencido que el ciclo alcista ha llegado a su fin.  Aunque el BCE dejó la puerta abierta a posibles subidas adicionales y hemos visto declaraciones de distintos miembros del BCE en este sentido, a nuestro juicio es muy improbable que dicho movimiento se produzca».

«La clave a partir de ahora es anticipar cuando tendrá lugar el cambio de sesgo en la política monetaria y es que a día de hoy lo más complicado es obtener evidencias claras del momento del pivot de los bancos centrales. El motivo, entre otros, son las nuevas tensiones geopolíticas surgidas estas últimas semanas, las cuales pueden tener un efecto relevante sobre la evolución del precio de las materias primas. En este nuevo escenario económico, el inicio del cambio de sesgo en la política monetaria del BCE se aleja en el tiempo, y es difícil que veamos una bajada de tipos antes de finales de 2024».

En la misma línea, Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet WM, no espera cambios de política monetaria ni nuevos anuncios de endurecimiento cuantitativo: «Esperamos que el BCE subraye que considera que el nivel actual de tipos de interés es adecuado, aunque mantenga la opción de nuevas subidas si las perspectivas de inflación empeoran. De hecho, seguimos estimando que el BCE ha concluido su ciclo de subidas de tipos, que mantendrá en el nivel actual en el futuro. Además, no esperamos que revise la remuneración de las reservas obligatorias de las entidades de crédito antes de que concluya su estudio operativo para la primavera de 2024».

El BCE se va a centrar en los riesgos para las perspectivas económicas, la eficiencia de la transmisión de su política monetaria y la normalización del balance. La inflación muestra tendencias deflacionistas, aunque las fluctuaciones de los precios de la energía suscitan preocupación. «Probablemente Christine Lagarde, presidenta del BCE, indique mayor incertidumbre por el conflicto en Oriente Medio, aunque es demasiado pronto para una idea clara del impacto en la trayectoria de la inflación.  Puede insinuar presiones inflacionistas derivadas del aumento de los precios de la energía junto con una desaceleración del crecimiento», apunta.

Además, el BCE ha mejorado sustancialmente la valoración de la transmisión de la política monetaria. Efectivamente, los datos muestran influencia progresiva en unas condiciones financieras más restrictivas y en la economía real.  Las rentabilidades reales a vencimiento de la deuda soberana a largo plazo han aumentado en paralelo con las de los bonos de EE.UU. y las estadísticas sugieren que el crédito se contrae.  El índice de gestores de compras (PMI) de octubre ha mostrado que la economía de la euro zona se ha situado en terreno contractivo, encabezada por Alemania, que lleva dos trimestres en recesión y la encuesta trimestral grandes bancos del BCE indica que la demanda de préstamos de empresas y hogares ha seguido disminuyendo con fuerza.

«En todo caso, no prevemos novedades en cuanto a las reinversiones del Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP), dado el aumento de los diferenciales de rentabilidades a vencimiento respecto al bono alemán, aunque puede haber preguntas sobre el Instrumento de Protección de la Transmisión (ITP).  Lagarde puede insinuar que hay discusiones, pero enfatizando la reticencia a acelerar la normalización del balance.  Es probable que diga que las reinversiones del programa de compras de activos PEPP siguen siendo la estrategia principal de contención y que  que el ITP permanece como una opción para el caso de que fuese necesario.», concluye esta experta.

Konstantin Veit, gestor de carteras en PIMCO, abunda en ese vaticinio: el BCE «mantendrá los tipos de interés oficiales sin cambios en su reunión de octubre, ya que el ciclo de política monetaria ha alcanzado una fase en la que los riesgos de endurecimiento excesivo y de endurecimiento insuficiente están más equilibrados».

«No esperamos que el Consejo de Gobierno introduzca cambios en sus actuales orientaciones de reinversión de la cartera de bonos, pero sí que discuta un recorte anticipado de las reinversiones del programa de compras de emergencia (PEPP). Por el momento, sin embargo, la incertidumbre en torno a la reforma de las normas fiscales de la zona del euro, la reciente inclinación a la baja de las curvas de rendimiento y la ampliación de los diferenciales soberanos de la zona del euro abogan en contra de cualquier decisión importante en la próxima reunión. A largo plazo, la política de reinversión del BCE también se verá influida por la configuración de un nuevo marco operativo para controlar los tipos de interés a corto plazo, incluido el tamaño de una cartera estructural de bonos. El BCE tiene previsto concluir esta revisión en la primavera de 2024», explica.

“Esperamos que el BCE analice el equilibrio de riesgos derivado de la subida de los precios de la energía y el aumento de los rendimientos reales, pero que no adopte medidas políticas”, indica el equipo liderado por Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.

“La reunión se centrará en los riesgos que han surgido desde la última reunión y dejar un margen para la reunión de diciembre, en la que un nuevo conjunto de previsiones permitiría, si acaso, un cambio en la política monetaria», vaticinan. «Esperaríamos una señal clara de que los cambios en las reservas obligatorias, si los hubiera, tendrían que esperar hasta la conclusión de la revisión del marco operativo la próxima primavera”, añaden.

“Más allá de las reservas obligatorias, y dada la evolución de los tipos y los diferenciales, esperaríamos muy poco apetito para agitar el barco en el PEPP. Creemos que Lagarde no se comprometerá en el debate sobre la reinversión del PEPP. A lo sumo, esperaríamos alguna referencia vaga a un debate sin implicaciones inmediatas”, insisten.

François Rimeu, estratega senior de La Française AM: «esperamos que el Consejo de Gobierno del BCE mantenga sin cambios los tipos de interés». «El BCE mantendrá su postura de ir reunión a reunión, dado el alto nivel de incertidumbre (dinámica del crecimiento salarial, presión sobre los precios de la energía, en concreto debido al impacto del conflicto de Oriente Medio en los precios del petróleo). Por ello, es probable que la presidenta Lagarde advierta que el BCE está dispuesto a volver a subir los tipos si es necesario. Christine Lagarde reiterará que el banco central mantendrá los tipos de interés altos el tiempo que sea necesario hasta que los responsables del BCE tengan «suficiente confianza» en alcanzar el objetivo de inflación del 2% en el horizonte previsto (2025)», explica.

«No esperamos más detalles sobre la reinversión de valores en el marco del Programa de Compras de Emergencia frente a la Pandemia (PEPP), especialmente antes de que el BCE haya concluido su revisión del marco operativo en la primavera de 2024», apunta.

J. Safra Sarasin Sustainable AM pone el foco en la sostenibilidad de la deuda

Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, tampoco espera cambios en el tipo de interés oficial, ya que «la actividad económica y la inflación han evolucionado en general en línea con las expectativas desde la última reunión de septiembre. «Sin embargo, la sostenibilidad de la deuda se ha convertido en un tema más acuciante, dados los mayores rendimientos de los bonos y los planes
fiscales menos ambiciosos de algunos países. El banco central también podría debatir cambios en sus exigencias de reservas mínimas (MRR por sus siglas en inglés) y una reducción acelerada del balance. Desde JSS SAM creemos que las decisiones sobre ambas cuestiones deberían posponerse hasta la revisión del marco operativo del BCE prevista para la próxima primavera», matiza.

Un incremento de un punto del MRR aumentaría los beneficios del BCE en 6.600 millones€ al año.  Los beneficios del sector bancario disminuirían en la misma cuantía.
Los bancos están obligados a mantener una proporción específica de sus depósitos de clientes. Esto ocurre principalmente por razones prudenciales y para dirigir la circulación de dinero en sentido amplio en la economía. Un mayor coeficiente de MRR significa que los bancos comerciales pueden prestar una parte menor de sus depósitos de clientes.

Hasta ahora, el coeficiente MRR sólo se ha modificado una vez: durante la crisis del euro a finales de 2011, cuando el BCE puso en marcha varias medidas para apoyar los
préstamos bancarios, así como la liquidez en los mercados monetarios.

«Otro tema que el BCE podría debatir es una reducción más rápida de su balance. Al relajar la política monetaria, el banco central argumentó que los cambios en su tipo de interés, la orientación futura, las TLTRO y la relajación cuantitativa funcionarían mejor juntos. Si ese fue el caso de la política de relajación, el mismo argumento debería aplicarse al endurecer la política. En consecuencia, el BCE podría reducir directamente su balance vendiendo partes de la cartera de bonos APP o poniendo fin a las reinversiones de la cartera PEPP antes de lo previsto», explica.

«Hasta ahora, el BCE ha prometido reinvertir los bonos PEPP que venzan hasta finales de 2024 y utilizar esas reinversiones con flexibilidad como primera línea de defensa frente a una evolución adversa del mercado. Un argumento en contra es la frágil sostenibilidad de la deuda italiana. Actualmente, los rendimientos de los bonos a 10 años en Italia son superiores a su tasa de crecimiento potencial del PIB, lo que hace necesarios superávits primarios permanentes para estabilizar el ratio de deuda a
medio plazo, a menos que los rendimientos vuelvan a caer por debajo del crecimiento potencial del PIB. El otro argumento en contra es que el balance ya se está reduciendo rápidamente, dado que las operaciones de refinanciación a largo plazo con objetivo específico (TLTROs) restantes vencen hasta finales de 2024, lo que reduce aún más el exceso de liquidez del sector bancario», añade.

«El BCE puede tener un mensaje claro para el Consejo de la UE y los responsables de la política fiscal: adoptar normas nuevas y claras lo antes posible y aplicar políticas fiscales prudentes», concluye.

Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM, cree que el BCE «mantendrá intactos los tipos, pero vigilará el ruido en el balance». «Creemos que cualquier cambio significativo en la retórica del BCE tendrá que esperar hasta la reunión de diciembre, en la que se presentará por primera vez un nuevo conjunto de previsiones, e incluso entonces, no estamos convencidos de que el Consejo de Gobierno tenga una imagen mucho más clara de la situación», apunta.

«Seguimos pensando que la decisión de poner fin a la reinversión del PEPP llegará probablemente en diciembre como muy pronto. Vemos pocas razones para que el BCE toque su primera línea de defensa contra la fragmentación financiera en un momento de discusiones presupuestarias apuntaladas por una consolidación fiscal limitada y unas previsiones de crecimiento optimistas, mientras sigue sin haber perspectivas de acuerdo sobre las futuras normas fiscales de la zona del euro. No tiene sentido avivar el fuego, y creemos que el Consejo de Gobierno se atendrá al juramento de Hipócrates: ‘lo primero es no hacer daño’,»., añade.

«Creemos que el mismo razonamiento se aplicará a las reservas obligatorias. Aunque no podemos descartar un ajuste limitado (por ejemplo, un aumento del 1% al 2%), que sólo tendría un impacto marginal en la cuenta de resultados del BCE (y de los bancos) – la caída a cero en julio de la remuneración de las reservas obligatorias se produjo sin mucho aviso – cualquier movimiento más significativo tendría consecuencias distributivas tan potencialmente peligrosas en toda la zona euro (con algunos efectos adversos sobre la rentabilidad y las posiciones reguladoras de los bancos de la periferia) que pensamos que el Consejo evitará «agitar el barco» en las actuales circunstancias. En cualquier caso, el BCE ha previsto una revisión exhaustiva de la gestión de las reservas hacia finales de la próxima primavera. Tiene sentido esperar”, argumenta.

Ulrike Kastens, Economist Europe para DWS, destaca que, por primera vez desde julio de 2022, es poco probable que el BCE suba los tipos de interés. «El mensaje central de la presidenta Lagarde será probablemente: Tipos altos durante más tiempo».

«Es cierto que las tasas de inflación seguirán cayendo con fuerza en los próximos meses. Sólo en octubre, el aumento anual del coste de la vida podría descender al 3,3%. No obstante, los riesgos inflacionistas siguen estando a la orden del día. La reciente subida de los precios de la energía, pero también la evolución de los salarios y su repercusión en los precios de los servicios en particular, serán probablemente cuestiones a tener en cuenta en este contexto. Por lo tanto, es probable que en octubre se reafirme el ‘sesgo restrictivo'», razona.

«Otra cuestión es la reinversión del Programa de Compras de Emergencia (PEPP), que se espera que continúe al menos hasta finales de 2024 y representa la primera línea de defensa cuando las tensiones del mercado perjudican la transmisión de la política monetaria. El diferencial de los bonos del Estado italianos con respecto a los bunds ha aumentado significativamente en las últimas semanas, pero es probable que el BCE lo considere una consecuencia de los mayores déficits presupuestarios italianos. En octubre, todavía parece dudosa una decisión sobre la reinversión, pero suponemos que es probable que en diciembre se haga un anuncio para reducir la reinversión ya en la primavera de 2024», subraya.

Ebury: “Parece que el BCE no tocará los tipos de interés y que el próximo movimiento será un recorte». La fintech global de servicios financieros a empresas cree que la posibilidad de que se lleve a cabo otra subida de tipos este mes es prácticamente nula, y tampoco espera un cambio en los tipos en un futuro próximo. Por ello, espera que la reacción del euro a la reunión del jueves sea limitada, si bien dependerá de los matices que introduzca el BCE en sus comunicados. “Cualquier señal agresiva, como una fuerte oposición a los recortes de los tipos de interés o una mayor preocupación por la inflación, podría favorecer a la moneda común. Por el contrario, si el banco manifiesta su malestar por el deterioro de las condiciones económicas, el euro podría experimentar cierta presión”, señalan los analistas de Ebury.

“En estos momentos, los mercados dan por hecho que el ciclo de relajación comenzará en el segundo trimestre de 2024, una opinión que podría consolidarse si el BCE se muestra pesimista sobre las perspectivas económicas”, añaden. En la fintech consideran muy probable que el próximo movimiento de los tipos sea un recorte, en línea con lo que indican los mercados de swaps, que creen ahora que el ciclo de subidas ha terminado, y asignan menos de un 10% de probabilidad implícita a otra subida de tipos en los próximos meses.

«Los datos de actividad no dejan lugar a dudas de que la economía de la eurozona ha sufrido en los últimos meses, y parece cada vez más probable que esté al borde de una recesión», avisan.

También será interesante ver cómo responde el BCE a un entorno de crecientes riesgos geopolíticos, concretamente el actual conflicto entre Israel y Palestina, que el Consejo podría considerar estanflacionista. Además, el reciente aumento de los rendimientos de la deuda pública a largo plazo en todo el mundo puede provocar una respuesta más moderada, ya que esto podría lastrar aún más el crecimiento de la Eurozona.

Felix Feather, Analista Económico Europeo de abrdn, señala que a ausencia de sorpresas al alza en los datos de inflación subyacente desde la última reunión
de política monetaria del Consejo de Gobierno del BCE hace que sea improbable un
movimiento sorpresa. «No cabe duda de que el tono de la decisión
reafirmará la intención del BCE de mantener los tipos en un nivel restrictivo durante algún tiempo. Pero aún no está claro el modo en que los comunicados plantearán los nuevos riesgos al alza para las perspectivas de inflación derivados de la evolución de los precios de las materias primas, especialmente en el sector energético. La claridad sobre esta cuestión dará a los inversores una mejor idea de los riesgos a corto plazo para los tipos de interés en la zona euro», explica.

Martin Wolburg, economista senior en Generali Investments, cree que la atención estará puesta en cuándo llegará el momento de bajar los tipos. «Seguimos pensando que el BCE es demasiado optimista en cuanto al crecimiento, sobre todo teniendo en cuenta los alarmantes resultados de los índices PMI de octubre, que hacen cada vez más probable una recesión en el segundo semestre de 2023. Habrá que reconocerlo. Por otra parte, la inflación sigue estando claramente por encima del objetivo, el crecimiento salarial es fuerte y los últimos problemas geopolíticos suponen un obstáculo para la desinflación, pues los precios de la energía vuelven a subir. En este escenario de tensión, y dado que la evolución de la inflación postpandemia pilló al BCE con el pie cambiado, esperamos que se mantenga la narrativa de “altos por mucho
tiempo”, razona, mientras deja claro que descarta una bajada «antes de mediados de 2024».

Althea Spinozzi, estratega sénior de renta fija en Saxo Bank, pone el foco sobre el mercado de bonos: «Los mercados estarán interesados en las discusiones relativas al Programa de Compras de Emergencia (PEPP). Sin embargo, con la ampliación del diferencial entre el BTP italiano y el Bund alemán, es poco probable que el BCE dé la señal de detener las reinversiones en el marco de este programa».

Las tensiones geopolíticas en Oriente Medio reavivan las expectativas de un nuevo aumento de la inflación, por lo que los bancos centrales podrían verse obligados a mantener los tipos más altos durante más tiempo.

Claudia Wyss-Fontanive, Credit Portfolio Manager en Vontobel, considera que el BCE «ha terminado de subir los tipos de interés en el ciclo actual, lo que podría volver a hacer atractivos los bonos del Estado y de las empresas». Las subidas de tipos acumuladas por el BCE desde julio de 2022 (450 puntos básicos), han situado el tipo de depósito en el 4,00% y han moderado la inflación, aunque sigue por encima del objetivo del 2% fijado por el BCE. Este visible descenso, unido a la incertidumbre geopolítica en Oriente Medio, hacen innecesario un mayor endurecimiento de los tipos de interés oficiales. «Nos sorprendería mucho que el BCE hiciera algo respecto a los tipos, ya que hay mucha menos visibilidad dado el conflicto de Oriente Medio. Esperamos que los acontecimientos geopolíticos tengan un fuerte impacto en la confianza de los consumidores, lo que también afectaría de forma negativa al crecimiento», argumenta.

«Vemos el primer recorte de los tipos de interés del BCE hacia mediados de 2024 y esperamos al menos dos recortes de 25 puntos básicos cada uno el año que viene. Si la inflación sigue una senda baja, ya no serán necesarias las subidas, y la yield de la deuda pública, que ha subido considerablemente, podrían comenzar a descender», concluye.

Nicolas Malagardis, Market Strategist de Natixis IM Solutions, opina que el BCE «se enfrenta a un conjunto de factores convergentes que sugieren una pausa reflexiva durante su próxima reunión de octubre. La economía de la zona euro muestra signos reveladores de un amplio estancamiento. Los últimos datos del PMI subrayan esta tendencia, con una contracción persistente del sector manufacturero, que registró una lectura de 43 en octubre, por debajo del 43,4 anterior. Incluso el sector de los servicios, que había apuntalado el crecimiento del PIB a principios de este año, ha mostrado signos de declive, registrando su peor lectura en casi tres años, 47,8 en octubre. Estos datos no sólo indican la pérdida de impulso, sino que también ponen de relieve la inminente recesión económica mundial. El mercado laboral también refleja esta inercia económica. La evolución reciente del empleo, tal como refleja el PMI de octubre, indica un estancamiento en el sector de los servicios, mientras que en el sector manufacturero ya se están produciendo despidos. Esta contracción global al comienzo del trimestre acentúa aún más la ralentización”.

“Curiosamente, en el frente de los precios, a pesar de las crecientes presiones de los precios de la energía y del crecimiento salarial en curso, las empresas han comunicado una ralentización de la inflación de los precios de venta. Estas tendencias disminuyen aún más la urgencia de que el BCE suba los tipos, especialmente cuando la trayectoria descendente de la demanda está contrarrestando las presiones inflacionistas derivadas del aumento de los costes de los insumos. Además, la propia encuesta sobre préstamos bancarios del BCE ha revelado un claro endurecimiento de los criterios de concesión de créditos, tanto para los hogares como para las empresas, y la demanda de préstamos también muestra un marcado descenso. Con la disminución de las motivaciones para obtener préstamos para inversiones fijas, las perspectivas futuras de la inversión en la zona euro parecen poco halagüeñas”, añade.

Malagardis concluye afirmando que “la combinación del debilitamiento de la actividad económica, la moderación de la inflación y el descenso de los préstamos bancarios constituye una prueba sustancial de que la actual política del BCE ha empezado a producir los efectos deseados. Este conjunto de circunstancias, junto con factores externos como el aumento de los rendimientos de los bonos soberanos mundiales y los acontecimientos geopolíticos, constituyen argumentos de peso para que el BCE adopte una postura prudente y se abstenga de subir los tipos en la próxima reunión y mantenga un tono globalmente neutral”.

Franco Macchiavelli, responsable de análisis en Admirals España, cree que el BCE puede cumplir con la expectativa de mantener la pausa en el ritmo de subida de tipos teniendo en cuenta los efectos restrictivos que ya generan unos tipos en niveles actuales: «Lagarde podría ratificar el tono restrictivo para compensar el mensaje de pausa, además de buscar fortalecer el euro, que acumula caídas superiores al 6% hasta la fecha y muchos analistas se cuestionan el escenario de paridad nuevamente. Sabemos que Lagarde es consciente de ello, con lo cual, el tono y discurso de “tipos altos durante más tiempo” podría ser protagonista nuevamente en esta reunión».

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