Payden & Rygel analiza cómo afectan los cambios demográficos a la economía mundial

25/10/2023

diarioabierto.es. “La única manera de superar el problema de la deuda es ser cada vez más productivos para compensar el descenso de la población".

Para 2086, la población humana podría alcanzar un máximo de alrededor de 10.400 millones y comenzar a disminuir. Para “reemplazar” a la población actual, la tasa de fertilidad (el número promedio de hijos nacidos por cada mujer) tendría que ser al menos de 2,1. Según en Banco Mundial, esta ratio se situó en 2,27 en 2021 y podría caer por debajo del umbral de 2,1 en apenas dos décadas. Ya hay ejemplos perfectos de tasas de natalidad en descenso: la de Corea del Sur se ha desplomado un 86% desde 1960 (de cada seis nacimientos por mujer a 0,81 en 2021), por lo que el informe World Population Prospects de las Naciones Unidas estima que la población del país podría disminuir en unos 20 millones en los próximos 50 años; la tasa de fertilidad en China a 1,16, lo que le podría llevar a una factura en habitantes de alrededor de 654 millones en las próximas décadas desde la cifra actual de 1.400 millones; y en las zonas urbanas de la India nacen 1,6 hijos por mujer, muy por debajo de la tasa de reemplazo.

¿Qué significa esta evolución demográfica para la economía?

A primera vista, una menor población significa un crecimiento económico más lento si las tasas de aumento de la productividad se mantienen similares a las normas históricas; e incluso con un incremento medio de la productividad (en EEUU, por ejemplo, alcanzó una media del 2% en los 50 años anteriores al covid-19), el PIB global tendrá dificultades para crecer si la población disminuye, sostienen los expertos de Payden&Rygel.

La expansión de la deuda pública se perfila como uno de los principales problemas derivados de la falta de crecimiento económico. “La única manera de superar el problema de la deuda es ser cada vez más productivos para compensar el descenso de la población. De lo contrario, la carga demográfica se convertirá en una pesada carga fiscal, especialmente si los costes de la sanidad pública y las pensiones también aumentan a medida que la población envejece”, señalan.

En su opinión, los avances en el aprendizaje automático ofrecen cierta esperanza de que la innovación tecnológicapuedan impulsar la productividad, pero advierten de que “las matemáticas son difíciles de superar”. En todo caso, también puntualizan que desde la década de 1950, la mejora del nivel educativo, más investigación y desarrollo, y una mayor proporción de la población activa contribuyen más que el crecimiento de la población al dinamismo económico de EEUU.

La disminución de la población activa puede implicar también un aumento de la inflación y de los tipos de interés, según Payden&Rygel. Los tipos de interés han sido bajos a largo plazo y disminuyeron en el mundo desarrollado desde mediados o finales de la década de 1980. La inflación también había permanecido quieta. Fue en esa época cuando se produjo un choque masivo y positivo de la oferta de mano de obra con la reincorporación de China y Europa del Este a la economía mundial. China inyectó más de 240 millones de trabajadores a la población mundial en edad de trabajar, mientras que Estados Unidos y Europa aportaron menos de 60 millones. Y el colapso de la URSS también incorporó unos 210 millones de personas a toda Europa del Este, desde los países bálticos, pasando por Polonia, hasta Bulgaria.

Como resultado de la avalancha de mano de obra, la globalización floreció, con un crecimiento del comercio del 5,6% anual entre 1990 y 2017, por encima del crecimiento del PIB mundial del 2,8%. A su vez, los consumidores de todo el mundo disfrutaron de productos más baratos, y las empresas disfrutaron de beneficios corporativos récordgenerados utilizando mano de obra más barata. “¿Qué ocurre cuando un shock laboral positivo se convierte en negativo? ¿Podríamos tener más inflación y tipos más altos?”, plantean.

En todo caso, para los expertos de Payden&Rygel, el mayor problema del declive demográfico es que menos personas generarán menos ideas. “Algunos estudios indican que las ideas son cada vez más difíciles de encontrar y que la mayor parte del crecimiento procede de la creación de nuevas empresas (basadas en nuevas ideas). Afortunadamente, al menos en EEUU, la formación de nuevas empresas parece estar aumentando. Pero nos preguntamos si esto persistirá con el envejecimiento de la población y la disminución de la mano de obra”, admiten.

En la firma sugieren atender, además, a otras repercusiones sociales de la reducción del número de personas que deambulan por el planeta en las próximas décadas.

En primer lugar, aluden al fenómeno “único y fascinante” derivado del envejecimiento de la población combinado con un menor número de hijos por adulto. “En lugares donde vemos familias monoparentales con abuelos vivos y dos adultos criando y alimentando al niño, los jóvenes nunca han gozado de tanta atención social”, aseguran.

Por otro lado, creen que la matrícula universitaria puede verse afectada en las próximas décadas. “Menos niños significan menos estudiantes, menos graduados significan menos profesores, y menos profesores probablemente significan menos universidades. En cuanto a las propias instituciones, los nombres y las marcas más fuertes sobrevivirán, pero habrá menos estudiantes en las instituciones de nivel inferior. Esto ya se observa en Corea del Sur, donde el número total de estudiantes matriculados ha disminuido durante 18 años consecutivos”, argumentan.

Avisan, finalmente, de que asistiremos a un abandono de determinados países, estados y ciudades que podría afectar al mercado inmobiliario. “A medida que el crecimiento demográfico se ralentice y la sociedad envejezca, los patrones migratorios se desplazarán cada vez más hacia climas más cálidos, sobre todo en el sur y el oeste de EEUU. Pero también se puede pensar en otras regiones de la Tierra. Por ejemplo, en Maine sólo se produjeron 12.006 nacimientos en 2021. Como consecuencia, los precios de la vivienda podrían bajar en algunas localidades. ¿Una población envejecida querrá pasar el invierno en el noreste de EEUU? La emigración del noreste podría hacer caer los precios y significar más excavadoras (para demoler en vez de construir) en otras regiones”, concluyen.

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