Un grupo de autores literarios de alto perfil, incluido George R.R. Martin, autor de la famosa serie «Juego de Tronos«, ha presentado una demanda contra OpenAI, la compañía detrás de herramientas de inteligencia artificial como ChatGPT. La demanda alega que OpenAI copió sus obras sin permiso y las utilizó para entrenar modelos de lenguaje de IA. Este caso pone de manifiesto un debate en curso sobre la propiedad intelectual y las implicaciones éticas del uso de la IA en la creación artística.

Derechos de Autor en Peligro:

La demanda, presentada por el Authors Guild y respaldada por 17 autores prominentes, argumenta que OpenAI copió las obras de los demandantes en gran cantidad y las incorporó en sus modelos de lenguaje, todo ello sin permiso ni compensación. Esto plantea una seria preocupación para los autores, ya que su sustento se deriva de la creación de obras originales. La denuncia destaca que los modelos de lenguaje de IA pueden permitir a cualquier usuario generar textos de manera automática y gratuita, lo que de otro modo requeriría pagar a los escritores para su creación.

Impacto en el Mercado Literario:

La demanda también señala cómo el uso de modelos de lenguaje de IA podría dar lugar a obras que se basen en, imiten, resuman o parafraseen las obras originales de estos autores, lo que podría dañar seriamente su mercado y su capacidad de ganarse la vida. La preocupación es que la IA podría generar una competencia no autorizada y gratuita que socave el valor del trabajo literario.

Cuestiones de Propiedad Intelectual:

El Authors Guild plantea una cuestión fundamental sobre si OpenAI utilizó obras protegidas por derechos de autor sin licencia en la formación de sus modelos de IA. La demanda sugiere que OpenAI podría haber entrenado sus modelos GPT utilizando obras de dominio público o libres de derechos de autor, en lugar de utilizar material protegido sin permiso. Esto destaca la necesidad de claridad en torno a la fuente de los datos utilizados para entrenar las IA.

Un Problema Global:

Este caso no es un incidente aislado, ya que se suma a una serie de acusaciones de que las IA están siendo utilizadas para copiar, plagiar o recrear obras artísticas sin el consentimiento de los creadores. El caso de Stephen Fry, cuya voz fue utilizada sin su permiso por una IA para narrar un documental, es un ejemplo reciente de esta problemática.

La demanda presentada por el Authors Guild y los autores de renombre contra OpenAI pone de manifiesto las crecientes preocupaciones sobre el uso de la IA en la creación artística y su impacto en los derechos de autor y el mercado literario. El caso destaca la necesidad de una regulación clara en torno al uso de la propiedad intelectual en el entrenamiento de modelos de lenguaje de IA. A medida que la IA sigue avanzando, es esencial encontrar un equilibrio entre la innovación tecnológica y la protección de los derechos creativos de los autores.