
Inés Vázquez, cofundadora y CEO de Adalab.
En España, las mujeres ocupan solamente el 23% de los puestos de trabajo en el sector TIC. Por este motivo nace en 2016 Adalab, la primera escuela de España especializada en formación tecnológica para mujeres.
Con una industria, la tecnológica, en pleno proceso de expansión con alta demanda de
perfiles tecnológicos y la baja presencia de mujeres trabajando en el sector, Inés Vázquez y Rosario Ortiz, fundadoras de la Adalab, entendieron que era necesario crear una escuela tecnológica que atrajese a las mujeres a este sector lleno de oportunidades.
Precisamente se llama Adalab en homenaje a Ada Lovelace, matemática y escritora, conocida mundialmente como la precursora de la informática. En sus notas de trabajo se encuentra lo que se conoce hoy como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, lo que la convierte en la primera programadora de la Historia. No es la única mujer que ha realizado aportaciones claves en el desarrollo de nuestra sociedad, a pesar de que sus nombres nos puedan sonar desconocidos.
Por eso, en Adalab, se propone a cada promoción de alumnas que elijan a una mujer referente en ciencia que les dé nombre. Así, tras estos años, cuentan con
las promociones Ada, Borg, Clarke, Dorcas, Easley o Fairfax entre otras.
Adalab ofrece formación a mujeres que quieren darle un giro de 180o a su carrera y lanzarse al mundo digital a través de cursos intensivos de ‘Programación Web’ y ‘Data
Analytics’.
En Adalab seleccionan los perfiles con mayor potencial para cursar sus bootcamps con un formato de clase 100% online en directo y posteriormente las ponen en contacto con
empresas que buscan estos perfiles.
Hasta el momento, por la escuela tech han pasado ya más de 750 mujeres que buscaban un cambio profesional con una mayor proyección, estabilidad laboral y la posibilidad de conciliar.
Una de las misiones principales de la escuela es terminar con la brecha de género dentro del sector tecnológico facilitando la incorporación de talento tech junior femenino al mercado laboral −la ratio de inserción de sus alumnas es del 90% − y fomentar en las compañías equipos diversos y, por tanto, más creativos e innovadores. Más de 300
empresas, entre ellas BBVA IT España, Amazon, Openbank, Accenture, Decathlon,
Vueling, Microsoft o Cabify, ya han contratado alumnas de la escuela para trabajar como programadoras full-stack y analistas de datos.
Las ‘adalabers’ (alumnas de Adalab) son mujeres que vienen de otras carreras y
profesiones diferentes a las tecnológicas, en las cuáles se han encontrado con una gran inestabilidad laboral, condiciones precarias o no han tenido el éxito esperado.
Reinventarse en perfiles tecnológicos les permite darle la vuelta a esta situación
ofreciéndoles buenas oportunidades profesionales y un futuro mejor. Pero primero
deben superar las barreras que impiden que la presencia de mujeres en tecnología sea
tan baja.
Uno de los principales obstáculos para la inclusión de la mujer en el sector tecnológico
es la falta de referentes femeninos. “Nosotras pertenecemos a esa generación de niñas
que como muchas otras se educaron sin referentes femeninos en ciencia y tecnología.
«Ahora trabajamos para visibilizar y crear nuevos referentes que atraigan a las mujeres a un sector lleno de oportunidades”, aseguran sus fundadoras.
“Nos guste más o menos el futuro es tecnológico, y las mujeres tenemos que pasar de
ser espectadoras a ser protagonistas de los grandes cambios tecnológicos que afectan a nuestras vidas. El futuro debe ser inclusivo y gracias al trabajo de todos y todas estamos más cerca de conseguirlo”, concluyen.
Las fundadoras
Inés Vázquez Ríos, cofundadora & CEO, y Rosario Ortiz de la Orden, cofundadora &
COO, dejaron su trabajo en empresas privadas para dedicarse a la cooperación
internacional. Tras años trabajando en distintas ONG, al volver a España las altas tasas
de desempleo y la gran desigualdad que había en el sector tecnológico les incitó a crear una empresa social que ayudase a las mujeres a conseguir empleos de calidad y romper la brecha de género en el sector de las nuevas tecnologías.
Inés Vázquez posee una doble licenciatura en Ciencias Empresariales Internacionales por la Dublin City University y la Universidad Pontificia de Comillas, además de un Máster en Cooperación Internacional al Desarrollo por esta última universidad.
Comenzó su carrera profesional trabajando en el sector financiero. Decidió dar un giro
a su vida profesional para dedicarse a la cooperación internacional debido a su interés
en conseguir un mayor impacto social en su trabajo. En este sector estuvo trabajando 8
años como Country Director de distintas ONG en Perú, Colombia y Vietnam. En 2015 volvió a España, con la intención de utilizar su experiencia previa para crear una
empresa social con el objetivo de reducir el desempleo. Unos meses después nació
Adalab.
Rosario Ortiz posee una doble licenciatura en Derecho y Administración y Dirección de Empresas (ADE) por la Universidad Pontificia de Comillas, además de Máster en Acción Solidaria Internacional por la Universidad Carlos III de Madrid.
Empezó su andadura profesional en el sector de la consultoría donde trabajó 3 años.
Su interés por tener un mayor impacto social en su trabajo le hizo dar un giro a su vida
profesional y formarse en el ámbito de la cooperación internacional. En este sector
estuvo trabajando siete años, tanto en España como Latinoamérica, liderando proyectos de desarrollo. En 2015 volvió a España y decidió unirse a Inés Vázquez para fundar Adalab.
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